ICTlogy

Abstract:

La IA presenta un gran potencial para mejorar la prestación de servicios públicos al tiempo que aborda retos especialmente urgentes en el contexto actual español, como reducir la carga burocrática o mejorar las interacciones con los ciudadanos. En un contexto como el actual de demandas y necesidades en aumento para el sector público, estas ganancias de eficiencia pueden ser especialmente valiosas.

Este informe se centra en las tareas y los procesos administrativos en los que las fortalezas de la IA —el rápido procesamiento de datos, la capacidad de síntesis y las interacciones basadas en el contexto— pueden tener un notable impacto positivo. Fortalecer este pilar beneficiaría a todas las ramas del sector público, incluidos funcionariado y trabajadores que prestan servicios esenciales como sanidad y educación.

Un modelo económico basado en análisis de tareas, aplicado al total de los aproximadamente 1,44 millones de trabajadores de la Administración pública española a escala local, autonómica y nacional, estima el siguiente potencial:

? Para el 67 % de los trabajadores de la Administración pública (más de 960.000), la IA generativa podría mejorar entre el 10 % y la mitad de sus tareas, lo que hace factible su integración en los procesos diarios.

? Para el 9 % de las ocupaciones (alrededor de 130.000 trabajadores), el potencial es aún mayor: podrían beneficiarse de la incorporación de la IA generativa en más de la mitad de sus tareas.

? Para el 24 % restante (unos 345.000 trabajadores) el potencial es bajo, debido a la naturaleza irremplazable de sus tareas.

Asumiendo una adopción generalizada de la IA generativa, el modelo estima que la productividad por trabajador en la Administración pública podría ser hasta un 9 % más alta (cercano al 10 % estimado para toda la UE) tras un período de adopción de 10 años, generando para entonces 7.000 millones de euros anuales de valor añadido bruto adicional.

Los casos de uso en desarrollo, que reflejan este potencial, apuntan a cinco frentes especialmente prometedores para la implementación de la IA:

1. Reducir la carga burocrática y administrativa.
2. Mejorar las interacciones entre los ciudadanos y la Administración.
3. Reducir las trabas en la contratación pública.
4. Apoyar una a una las decisiones de concesión, seguimiento y control.
5. Aportar datos y evidencias al proceso de elaboración de políticas.

Todo ello se refleja, además, en los esfuerzos que se vienen haciendo para avanzar en esta implementación, como la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024 (con una palanca dedicada a tal efecto), o España Digital 2026.

Una encuesta online realizada a una muestra representativa de trabajadores de la Administración pública indica que:

? Dos terceras partes cree que la IA podría cambiar el funcionamiento del sector público, contribuyendo a abordar problemas actuales como el exceso de burocracia (que el 35 % identifica como uno de los principales retos), o mejorar la gestión (reto significativo para el 16 %).

? El 54 % ya utiliza la IA, al menos ocasionalmente. De estos, una gran mayoría espera que la IA tenga un impacto positivo en su trabajo.

? Las tareas más realizadas son análisis de datos, resúmenes y traducciones de documentos.

? Solo el 6 % cree que la IA ya es capaz de hacer su trabajo. La mayoría espera formarse laboralmente (88 %) o liberar tiempo para realizar tareas de alto valor (82 %).

? El 90 % cree que el sector público debería estar al día de los cambios tecnológicos, pero casi el 60 % piensa que su institución aún no está preparada para integrar la IA.

Para aprovechar plenamente el potencial de estas tecnologías en el sector público, la gobernanza debe ser clara y predecible, y permitir un intercambio de innovación e información desde abajo y controlado entre los trabajadores, que son quienes mejor conocen los retos a los que se enfrentan diariamente en su trabajo. La existencia de marcos regulatorios complejos podría obstaculizar la innovación y tener efectos secundarios negativos en el crecimiento económico.

Invertir en infraestructuras tecnológicas actualizadas, empezando por construir capacidades sólidas de computación en la ‘nube pública’, y el desarrollo de competencias también deberían ser parte de las prioridades.