Sinde-Wert, Twitter y Megaupload, censura y libertad de expresión

Hay algunas posturas que, simplemente, se me escapan. Los mismos que claman contra el cierre de Megaupload, ahora justifican la política de Twitter de bloquear el acceso a determinados mensajes. En el primer caso, acusan, el cierre de Megaupload va contra la libertad de expresión; en el segundo caso, defienden, no es censura sino que Twitter cumple con la ley vigente en cada país, ajustando los contenidos de los mensajes al marco legal de cada país.

Eso son dos medias verdades, igual que la siguiente afirmación: la restricción al acceso a determinados mensajes de Twitter va contra la libertad de expresión, de la misma forma que el cierre de Megaupload solamente perseguía el cumplimiento de las distintas leyes internacionales de propiedad intelectual.

En el fondo, analizar lo que está ocurriendo no deja de ser un ejercicio de poca profundidad: en mi opinión, habría que ir también al cómo y, sobre todo, al porqué de los asuntos.

Así, es perfectamente compatible decir que el cierre de Megaupload es, a la vez, ataque contra la libertad de expresión y cumplimiento de la ley de propiedad intelectual. Está en el qué — delitos contra la propiedad intelectual — la más que justificada decisión de precintar Megaupload, mientras que la forma cómo se hizo es la que vulneró, con mucha probabilidad, libertad de expresión así como provocó daños materiales a quienes perdieron sus archivos. Si podría haberse cerrado o no de otra forma, es decir, por qué se cerro de esa forma, es otra cuestión. O, de hecho, la cuestión.

Con Twitter sucede — o sucederá — lo mismo. Twitter debe cumplir la ley vigente en cada territorio donde opera. Sin embargo, hay muchas formas de hacer cumplir esa ley y algunas de las opciones existentes se llevarán por delante la libertad de expresión, serán censura.

En el fondo, esto no es sino el n-ésimo ejemplo que ya puso de manifiesto la Ley Sinde-Wert: una ley que pretende hacer cumplir la regulación vigente y que, sin embargo, en su redactado, ofrece serias dudas sobre la observancia de otros muchos derechos de los ciudadanos. Con el añadido de que, en el caso de la Sinde-Wert, lo que se quiere hacer cumplir es el espíritu de una Ley con un texto basado en un mundo pre-digital que acaba diciendo lo que no quería decir. Y esto último es el porqué: por qué hace falta (o no) una Ley Sinde, al margen de lo bien o mal que esté redactada.

Que en unos casos pongamos el ojo en el fondo, en otros en las formas y en otros en los aspavientos, dice mucho del largo camino que nos queda todavía para tener un debate sosegado y constructivo, para acercar posturas y para acabar en un consenso que permita a ciudadanos, consumidores e industrias de un lado y del otro tener un terreno de juego con las reglas claras.

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1 comentario a “Sinde-Wert, Twitter y Megaupload, censura y libertad de expresión” »

  1. Deberíamos separar el debate de los derechos de propiedad intelectual del de la libertad de expresión. El primero es estrictamente mercantil y jurídico. El segundo forma parte de la esencia de las relaciones entre las personas y es el que debería remover nuestras conciencias y hacernos reaccionar.

    El movimiento de twitter asume que no existe el derecho de libertad de expresión global en una red global. Posibilita que una opinión expresada en un país sea censurada en otro. En un mundo donde las naciones se unen en pro a derechos básicos del ser humano, parece un contrasentido que leyes de rango inferior puedan limitar y coartar el pensamiento de las personas.

    A veces tengo la impresión que nos estamos «medievalizando» y que van a volver a quemar en la hoguera a quien diga que la tierra es esférica y gira alrededor del sol. Y, en estas condiciones, el pensamiento y el desarrollo humano volverán a aletargarse.

    Me cuesta entender que Twitter deba adaptarse a las leyes del país donde opera. Tecnológicamente soy incapaz de saber donde opera mi Twitter, así que no se a que ley me debo someter. Además es un afirmación que asume la censura local de regímenes totalitarios y pseudodemocracias.

    Como bien expones, queda mucho camino para recorrer hasta encontrar un consenso. Pero mientras apliquen unilateralmente leyes incomprensibles, se me escapa una sonrisa cuando me llegan mensajes sobre métodos para saltarse las prohibiciones. Y me llegan por Twitter, claro.

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