Quiénes y cuántos son los indignados: delimitando la protesta

Ayer hubo una serie de protestas ante el Parlament de Catalunya que terminaron en algunas agresiones a algunos diputados y la dificultad generalizada para estos de acceder al recinto. Tanto los principales partidos políticos como los principales medios de comunicación y sus columnistas han coincidido en condenar la violencia, sin fisuras ni matices. Personalmente también los condeno. Pero si no entramos en los detalles, corremos el riesgo de acomodarnos en el populismo. Al fin y al cabo, no hace falta mucho análisis para condenar que le quieran robar el perro lazarillo a un invidente. Creo que ese acto — y otros de la misma calidad democrática — se condenan a sí mismos, así como, por norma general, se condena el terrorismo o el franquismo.

Más allá de este breve y consensuado análisis, no ha habido mucho más. Y, sin embargo, creo que cabía esperar algo más de políticos y medios.

La identificación de todo un movimiento de protesta (llámesele 15M, indignados o cualquier otro término generalista) con unos pocos — poquísimos — violentos se me hace tan extremo como identificar todos los políticos profesionales con la corrupción, aún a pesar de tener estos últimos muchos más casos identificados, un número que se dispara si hacemos una ratio per cápita.

A un mes de las acampadas iniciales del 15M sorprende sobremanera la simplicidad de los análisis con que nos regalan a los ciudadanos. Limitar temporalmente la protesta ciudadana a unas pocas semanas y geográficamente a unas cuantas plazas es, como poco, superficial. El movimiento del 15M es un síntoma, no una causa.

Demos un repaso rápido a cinco indicadores básicos producidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas. Se trata de los Indicadores de la situación política — índices de confianza política, situación política actual y expectativas políticas — y los Indicadores electorales — intención de abstención y de voto en blanco en las elecciones generales.

Hemos cogido la serie a partir de abril de 2004 por dos motivos: primero, porque hay un cambio de ciclo político que se reflejó en valores disruptivos (la crisis de confianza a raíz de los eventos del 11 al 14M se saldó con un incremento exagerado de confianza al cambiar el gobierno, efecto «se ha hecho limpieza»); segundo, porque es donde las tendencias apuntadas más arriba se acentúan más, aunque ya puede apreciarse el cambio a peor a partir de marzo de 2000 así como una acentuación a partir de marzo de 2008.

En este sentido, creo que no es atribuible el mérito de la pérdida de confianza a un único partido, sino que, aunque sea pura especulación, puede seguramente atribuirse al tono que vienen marcando los dos principales partidos españoles, en tres fases:

  • Política de diálogo cero del PP durante su mayoría absoluta (2000-2004);
  • política de derribo de PP y medios durante la primera legislatura del PSOE (2004-2008);
  • agravamiento con la pésima gestión de la crisis por parte del PSOE (2008-).

Por otra parte, en estos últimos años, además de un florecimiento de la corrupción y un alejamiento de la ciudadanía en general, hemos podido ser testigos de la destrucción de la legitimidad de los poderes judiciales así como un bochornoso alineamiento de los principales medios de comunicación con el partido de su elección, abandonando su necesario papel de contrapeso como cuarto poder.

Hecha esta breve puesta en contexto, ¿cuántos y quiénes son los indignados? Probablemente muchos de los siguientes:

Según el padrón municipal a 1 de enero de 2011, están censadas en España 47,1 millones de personas de las cuales tenían derecho a voto 34,6 millones. Cójanse los porcentajes de participación y de opinión y calcúlense los millones de posibles indignados en este país.

Por supuesto, esto no es un estudio científico con significativos márgenes de confianza estadística. Creo, no obstante, que son números lo suficientemente grandes en potencia como para que se abra un debate serio. De una vez.

Sobre el resto, sobre robar perros lazarillo o manchar gabardinas con pintura, sobre eso ya estamos de acuerdo. No le den, por favor, más vueltas.

Esta entrada se ha actualizado el 21 de junio de 2011, añadiendo los 4 últimos puntos de la lista de puntos anterior.

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32 Comments a “Quiénes y cuántos son los indignados: delimitando la protesta” »

  1. >que terminaron en algunas agresiones a algunos diputados y la
    >dificultad generalizada para estos de acceder al recinto.

    Creo que hay que deslindar dos aspectos. Uno es la violencia ejercida sobre las personas. Está claro que no puede atribuirse esta actitud a todo el colectivo, sino a un reducido número de cafres (que casualmente estaban cerca de los diputados).

    El otro elemento es el bloqueo del acceso al Parlamento. No es que al final la protesta acabara originando la dificultad para acceder al mismo por la actitud de algunos incontrolados. Es algo muy distinto. Bloquear el acceso de los diputados al parlamento era el propósito explícito de la protesta: #aturemparlament para que no pudiera celebrarse la sesión. Sin agresiones, pero obstruyendo físicamente la entrada al edificio. Y eso, eso sí que es atribuible al colectivo, o por lo menos a quienes organizaron la protesta en la Ciutadella y secundaron el slogan de «paremos el parlamento» (#aturemparlament).

    Los análisis dirigidos a exculpar al movimiento en general de las agresiones físicas (que en efecto no fueron obra más que de unos pocos exaltados) parecen olvidar que el conjunto de los congregados ejercía una otro tipo presión física que es también completamente antidemocrática. En democracia, impedir el acceso de los diputados al parlamento es violencia.

    Miquel

  2. Lo raro es que el CIS no haya introducido preguntas sobre el tema en su barómetro de mayo. Supongo que para poder calcular el eventual apoyo y simpatía al movimiento del 15M habrá que esperar al barómetro de junio, sí es que se dignan a introducir variables en ese sentido.

  3. Txus, supongo que las incluirá en junio, sí.

    Miquel… no esperaba yo que se comentara sobre lo que no he dicho, siendo precisamente eso lo que me centraba en criticar en la entrada, que nos perdemos en los detalles accesorios.

    Con ello no digo que el bloqueo sea un «detalle accesorio». Yo no lo comparto, aunque creo que no lo veo tan grave como tú. Prefiero interpretarlo más como una forma de llamar la atención que como un acto de violencia en democracia.

    Pero, por favor, ¿alguien se parará a pensar, al margen de si estuvo mejor o peor plantarse en las plazas o ante los parlamentos, por qué se hizo?

  4. Intento centrar-me en el que exposes, tot i que… :-)

    No sé jo si no és molt agosarat pretendre que darrera de milions d’abstencionistes hi ha milions d’indignats. Alguns? Sí. Tots? Segur que no. La clau és quants. I em penso que amb les dades que presentes (desconec si en tenim més) no podem saber-ho. I estaria molt bé.

    Dit això, tampoc veig la connexió entre els possibles milions i les mobilitzacions. Si el símptoma no agafa volum i centralitat serà possible algun canvi concret?

    Seguim! I, com sempre, gràcies.

  5. Hola Isma,

    Sí, es cierto :)
    Creo he utilizado tu post como excusa para expresar mi opinión sobre un tema que no se aborda en la entrada (aunque se sirve en bandeja con la frase que he transcrito).

    De todos modos, yendo a la cuantificación estoy de acuerdo con Jaume. Ciertamente el número de desafectos y de abstencionistas puede equivaler al de «posibles» indignados. Pero a partir de allí poco más sabemos. Y entre la actitud pasiva (desafección, abstencionismo) y la postura activa de la indignación que deviene en protesta en las calles hay una enorme diferencia.

    En todo caso, tienes razón: falta más análisis y datos sobre el problema de fondo, del cual las movilizaciones son un síntoma. Los remedios deben aplicarse sobre la causa no sobre el síntoma. Aunque, claro está, las causas son siempre complejas.

    Salutacions,

  6. Hola a todos,

    Yo creo que dentro de las abstenciones, etc, como dice Jaume no todos pueden ser indignados. Pero también creo que dentro de los votantes, aunque sea en los partidos mayoritarios, también existen indignados.

    Yo me incluyo en ellos, soy empresario, en principio no estoy dentro del supuesto perfil «perroflauta» que nos quieren hacer creer los medios. Tengo 2 empresas, una voy trabajando intentando crear empleo y poder ganarme la vida, la otra està a punto de cerrar, un desastre… por falta de ventas (consumo interno a cero) y falta de financiación (si no vendes no te dejan dinero).

    Soy una persona normal, como cualquiera que puede leer estas lineas, y estoy descontento con el sistema y esta falsa democracia que no me representa, solo representa a los intereses de los mas poderosos ($$). En cuanto hay eleccciones voy a ejercer mi voto y voto al partido que me parece en ese momento, el que creo mejor… No hay mas donde elegir!! Al que voto no me siento identificado al 100% pero es lo que hay, faltan partidos de personas y no de políticos como hay ahora. Creo que la derecha o izquierda es una chorrada, lo que importa realmente es el bienestar de las personas sean trabajadores, autonomos o empresarios.

    Este domingo 19J, saldré a la calle como muchos a que se den cuenta que estamos allí, que no pueden mirar a otro lado. Creo que los políticos tienen que mirar a este movimiento y sacar algo de provecho, o quizas no les interesa??!!

    Un indignado normal mas!!

  7. Jaume, Miquel,

    Jo tampoc tinc la resposta i, en tot moment, em mantinc en el terreny de l’opinió.

    I potser tampoc necessitem grans respostes: tal i com està el pati, en tindria prou amb què ens féssim obertament les preguntes i les debatéssim entre tots, sense excepcions.

    I el que segur dic és que les preguntes no crec que siguin si els quatre violents formaven o no part del «moviment», o de si era molt, poc o gens legítim barrar el pas al Parlament, sinó que hi ha un dèficit d’atenció democràtica i que qui ha de parar l’orella no ho fa.

  8. Em considero un indignat. Vaig anar a votar i vaig utilitzar el que per mi era vot útil sense votar als partits majoritaris. Diumenge em veureu al carrer. Tinc feina, no sóc «perroflauta», treballo a l’Administració, fent tasques de contractació i tant amb l’anterior govern com en aquest veig el mateix… Sense comentaris..

  9. Pingback: Quiénes y cuántos son los indignados: delimitando la protesta

  10. Gracias Ismael.
    Después de buscar durante dias alguna referencia a este curioso ‘baile’ de votos sin encontrala, escribí esta entrada en mi blog:
    http://capacesdlomejorydlopeor.blogspot.com/2011/05/elecciones-2011-en-cifras.html
    Una indicación de que quizá estemos en el camino correcto es el hecho de que la prensa dirigida por el sistema no se haya aventurado a hacer eso que tanto le gusta, especular.
    Para mi es otra forma de manipulación, obviar deliberadamente los resultados, pero reconozco que esperaba que al final, los políticos si entendieran el mensaje e iniciaran un camino voluntario de expiación.
    Siempre he sido un optimista.

  11. Pues las cifras se pueden interpretar como nos convenga. De la misma forma, los políticos interpretan que detrás de un voto hay un votante que se ha leído el programa, que sabe como se llaman los componentes de la lista, etc.
    En democracia creerse que los votos de unas personas, la mayoría de las cuales no conocen más de uno o dos nombres de la lista cerrada, son una patente de corso para hacer y deshacer como les parezca o como les sugieran unos anónimos que se esconden bajo el pseudónimo de «mercado» es… ¿qué coññño es?
    Vale con la tomadura de pelo.
    Todavía no he visto un debate público en profundidad sobre los pros y los contras de las distintas alternativas para modificar la legislación electoral, ni tampoco de los temas que los indignados han puesto sobre la mesa.
    ¿Por qué no se habla de la privatización de Loterías, de AENA, del Canal de Isabel II? ¿para reducir el déficit? ¡Si proporcionan ingresos!
    En democracia aparentar informar a la población es… ¿manipulación? ¿estafa? ¿violencia?
    Estos episodios sólo sirven para desviar la atención de los temas que deberían tratarse en los medios y no llevan a ninguna parte.

  12. Estupendo análisis Ismael.

    Suscribo lo apuntado por Dali: la democracia al uso se arroga la legitimidad de las urnas, cuando de sobra sabemos que, tomando por ejemplo como referencia el 66% de los votos válidos en las últimas elecciones locales: un bajísimo porcentaje ha surgido de la confrontación de los diversos programas de los partidos, no hay un conocimiento generalizado de qué candidaturas son las disponibles para meter en el sobre, ni por supuesto de quién forma parte de cada lista. Como mucho se sabría colocar en un espectro ideológico izquierda-derecha en qué punto se podría situar a varios de los partidos… aunque podemos hacer otra encuesta a nivel popular entre los electores: ‘¿cuáles son los preceptos de la izquierda y cuáles los de la derecha?’. Ufff menos mal que hay ningún un estudio sociológico de este tipo. Si se conoce alguno que se haya hecho tras unas elecciones, por favor, referencias quiero! Los resultados han de ser de risa.

  13. Gracias por el enlace, Jose María. Personalmente, me esperaba un cambio de voto algo más acentuado, pero como dices tú, fueron dos millones de personas las que cambiaron el sentido de su voto: no está nada mal.

  14. Le he mandado este correo a Carlos Herrera. Lo comparto con vosotros.

    Señor Herrera he de aclarar que no soy una consumidora compulsiva de información y eso me puede llevar a hacer un juicio parcial. Si es el caso, de antemano le pido disculpas, pero no olvide que hay mucha gente como yo, con información sesgada que puede tener la misma sensación que a continuación le trasmito.

    Me asomo a su tertulia por las mañanas esperando encontrar puntos de vista de posiciones diferentes que a su vez enriquezcan el mío y sin embargo, he de decirle que me decepciona terriblemente la pobreza del debate que se genera en su programa alrededor del 15m. De hecho lo que más me pesa no es la pobreza de un debate concreto en una radio concreta, sino la falta de un análisis serio en los medios de comunicación en general.

    Señor Herrera, a mí como a la gran mayoría, nos importan muy poco las anécdotas sobre las acampadas que llenan su espacio. El hecho de acampar es una anécdota en sí misma. Lo que nos gustaría escuchar a esa gran mayoría de ciudadanos que consideramos a los políticos como uno de los grandes problemas de este país, es un análisis sobre los problemas de fondo que se están denunciando. Le doy alguna pista que parece que andan escasos de imaginación:

    * hablen de imputados, ¿cuáles son las implicaciones de prohibir imputados en las listas?, ¿podría dar lugar a que por medidas preventivas ante una imputación, se apartara de la vida política a alguien de forma injusta? ¿En ese caso se podrían plantear soluciones como tribunales «exprés», comisiones jurídicas, … ?

    * Analicen las propuestas de cambio que van apareciendo: el desbloqueo de listas propuesto por Esperanza Aguirre, las propuesta de Bono y José Rojo, ¿son suficientes?, ¿ayudaran a revitalizar la vida política?, ¿son el principio de algo más?

    * Exploren las responsabilidades de la situación económica en la que nos encontramos. Responsabilidades a políticos y sobre todo a los intocables gestores económicos. ¿Qué pasa con las cajas? Jugamos en su día a politizar las cajas y ahora ya no hay forma de tapar el agujero.

    * Hablen de transición, sí de un nuevo proceso de transición. Porque no hay nada que amenace más a nuestra democracia, que esconderla en una caja fuerte para que nadie la toque no vaya a ser que se rompa. Lo que la amenaza es la corrupción, la desafección política, el asfixiante sistema de partidos, .. todo ese desgaste hace que se tambalee más el sistema que las lamentables agresiones a los diputados catalanes.

    A lo mejor señor Herrera se tiene que plantear que los tertulianos de los que se rodea están demasiado de acuerdo entre ellos últimamente. Busque a alguien con menos miedo al cambio que enriquezca el diálogo.

  15. La verdadera democracia es el dialogo de los ciudadanos, como sucede en este hilo, democracia 2.0.
    Participar activamente y decidir inmediatamente. Internet nos permite votar a bajo coste.

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  17. Gràcies Ismael pel post i l’oportunitat de debat.
    Com molt bé dius, hi ha voluntat de descentrar el tema que importa. Dir que és antidemocràtic bloquejar l’accés dels diputatsal Parlament (que tot i així varen pode entrar-hi, i els manifestants i organitzadors ho sabien, perquè no són tontos i coneixen els instruments, tant contundents amb que coompta el poder polític) és, si més no, una visió molt paternalista de la democràcia tan estesa entre la dreta que pensa que el poble no sap pensar i només ells poden debatre dins d’un palau). L’acció #aturemelparlament no anava contra l’acció parlamentària si no contra l’aprovació d’uns pressupostos (se sabia l’acord tàcit entre els dos partits de dretes per aprovar-los) que, inclouen mesures que no formaven part del programa electoral de cap dels dos i que afecten greument el benestar dels ciutadans. Es volia escenificar una protesa que tingués ressó mediàtic (i el va tenir, fins i tot, a nivell internacional, amb menys una visió menys escandalitzadora del moviment, del que va fer la premsa d’aquí).
    Davant de decision contundents, preses sense cap debat amb la societat i de manera precipitada, les accions també han de ser més contundents. Aquí val l’argument de l’efecte «acció – reacció».
    Però, a més, la gent està indignada de la manera com des de la política s’ha anat decidint (d’amagat i sense tenir en compte a la societat) sobre temes cabdals, con el rescat del les caixes, a canvi de reducció de recursos per al benestar social, etc. I mentre el sistema judicial que és «sospitosament» lent i «fa el ronso» davant de escandols com el cas Prtoria o el cas Palau, mentre els partits no volen invertir en millorar l’administració de Justícia, hi ha molta gent que creu que dins del sistema ningú els defensa. Per aixó, estan sorgint propostes en el sentit de canviar elements del sistema que ara actúen més aviat en contra dels interessos dels ciutadans (de la majoria que no té assegurances sanitàries privades, i que no pot pagar escoles privades o que necessita ajuts per a familairs malalts o ancians, o que es troba a l’atur, sense cap prespectiva de millora, etc.).
    I sembla una ironia que gent que dins del seu partit ha encobert actes de corrupció (sense denunciar als companys i companyes corruptes) vulgui donar lliçons de democràcia. En països amb major tradició democràtica, segurament alguns d’ells ja no estarien en la poítica amb situacions de corrupció semblants. Penso ara, per exemple, en Helmut Kohl, ex-canceller alemany.

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