Nos apunta Carlos Guadián que España está en el top ten del eGovernment según los últimos datos de la UNPAN.
La verdad es que los esfuerzos, tanto a nivel estatal como en algunos otros niveles de la Administración, han sido ingentes, tanto en el ámbito de la regulación como en su puesta en marcha. Y ahí están los resultados.
Como hace Carlos Guadián, incluyo el pantallazo de los resultados para España, pero en lugar de comparar con la media mundial, la comparación la hago con el líder regional, es decir, con el país que, en cada subíndice ha sacado la mejor puntuación en Europa. Al fin y al cabo, es con quién debemos medirnos (o no).
Estado del eGovernment en España 2010
Algunas observaciones:
- A nivel global, estamos relativamente cerca del Reino Unido. Hay que tener en cuenta que este país es un referente mundial (como ha estudiado Helen Margetts, por ejemplo) tanto por los servicios que el Gobierno presta a través de Internet, como por la movilización y activismo social que también tiene lugar en la Red (por ejemplo). Así pues, hay que felicitarse por este logro.
- Tanto a nivel de oferta (Online Service Index) como de preparación (Human Capital Index), estamos también muy cerca de los mejores. Habría que tener en cuenta, sin embargo, que ese Human Capital Index no incluye, en absoluto, cuestiones de alfabetización digital. No varía el índice (o sí), pero seguramente sí varía nuestra percepción de cuán preparados estamos para participar en línea: ese aspecto está, sí o sí, sobrevalorado con ese índice.
- En materia de interacción con el Gobierno (E-Participation Index) somos los mejores. No hay que confundir la posibilidad (la existencia de herramientas) de participar con el grado de participación en sí (que no se mide). Pero sí demuestra una predisposición de las administraciones a escuchar (sería interesante, claro, ver cuánto se participa y cómo afecta dicha participación en las decisiones de los gobiernos).
- En términos relativos, suspendemos estrepitosamente en materia de infraestructuras (Infrastructure Index). Nos lo han dicho por activa y por pasiva la Unión Europea y la OCDE, que nuestro mercado, eso de la competencia y los precios, como que no. O seguimos pensando que los telecentros están para cerrarlos y no para dar acceso y formación a los ciudadanos. Y ahí tenemos los resultados.
No puedo dejar de comentar la crucial importancia de los servicios de gobierno electrónico en el desarrollo de la Sociedad de la Información. Creadas unas infraestructuras mínimas y un marco legal adecuado, como es el caso de España, el siguiente paso es activar la demanda de servicios de Sociedad de la Información. De la misma forma que el uso de Internet entre los estudiantes no se consigue poniendo ordenadores en las aulas, sino cambiando las metodologías docentes, el uso de Internet no se extiende en los hogares subvencionando ordenadores, sino haciendo que Internet sea útil para el ciudadano. Dice mi colega Joan Torrent que ha hecho más el Barça por el uso de Internet en Catalunya que mil políticas de la Generalitat, al obligar a comprar las entradas del partido por Internet.
El Gobierno electrónico es lo mismo: la mayoría de personas serán competentes digitales no porque insistamos en que hagan un curso, sino porque se ahorrarán las colas del registro civil para obtener un certificado de nacimiento o porque corre la voz que presentar la Declaración del IRPF hace más rápida la devolución. Y una vez sean competentes digitales será más probable (aunque no necesariamente así, claro) que puedan acceder a mejores trabajos, participar en política o, simplemente, ahorrarse dinero en las vacaciones.
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