Los próximos 25, 26 y 27 de Febrero de 2010 tiene lugar en Barcelona la segunda edición de Blocs&Clubs, las Jornadas sobre redes y cultura compartida: De la cultura distribuida a la transformación del conocimiento.
Las jornadas, en continuidad con las ediciones anteriores de Horitzó TV, están dedicadas a analizar el paso de la cultura individual y propietaria a las culturas compartidas en red. Temas como las posibilidades que ofrece Internet para crear en el futuro un mejor sistema de representatividad política, la necesidad de compartir conocimiento y cultura, y los obstáculos que representan las actuales leyes de propiedad intelectual y el control de Internet por parte de gobiernos y grupos de presión, se combinan con programas sobre participación y un taller de televisión online a cargo del colectivo audiovisual Horitzó.
Me han invitado a participar en el evento (gracias Clara) junto a Pamela Gallo, Audiovisual de Joves Estrangers del Casal d’Infants del Raval, el colectivo Derivart , Josianito Llorente, Rez Delacrew, Núria Mañé, Òscar Ciurò, Amelia Andersdotter, Fèlix Perez Hita, Jorge Luis Marzo, Simona Levi y miembros de RedS@Stenible.net y alguno que (lo siento, lo siento) seguro que me dejo.
Esta será mi charla, el día 25/02/2010, a las 19:00:
Gobernanza y participación. Aspectos de la web 2.0 en la participación horizontal de los ciudadanos. Una alternativa a la democracia representativa.
La democracia actual funciona a través de unos representantes elegidos por mayoría. Generalmente estos representantes pertenecen a un partido político y le deben obediencia. Ahora, sin embargo, las nuevas herramientas de comunicación digital nos hacen pensar en una solución más directa. ¿Podríamos, gracias a Internet, olvidar los partidos políticos y dejar a la gente opinar, debatir y votar los representantes directamente?
Que nadie se lleve a engaños eufóricos. Mi respuesta a la pregunta es un «poder, podríamos, pero ¿podremos? e, incluso, ¿debemos?»
Intentaré elaborar más algunos temas que ya toqué en mi charla Goverati: New competencies for politics, government and participation y que tengo que pulir de cara a mi próxima cita en el EDem10 – eDemocracy Conference 2010. Entre ellos:
- De la economía industrial a la economía digital: ¿qué ha cambiado?
- Brecha digital de acceso
- Nuevas competencias digitales
- Los Goverati: ¿democracia o aristocracia digital?
- Contras, pero también pros de la democracia representativa
- Pros, pero también costes de la democracia deliberativa y la democracia directa
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La política es esencialmente mediática y, por tanto, adopta el lenguaje mediático caracterizado por la lógica del entretenimiento y el escándalo para ganar audiencia. Así se simplifican los mensajes políticos, se personaliza la política y se generaliza la política negativa basada en el denigramiento del adversario. Todo ello conduce a un desprestigio de la clase política y socava la confianza de los ciudadanos en sus representantes. Pero no son los medios los que activan los escándalos, son los propios políticos, utilizando los medios para sus fines, en connivencia con los intereses de los medios para ganar audiencia.
Así se despacha Manuel Castells con la clase política en la entrevista que le hace Anna Sánchez-Juárez en la UOC y a la que llego a través de Javier Velilla.
La entrevista trata sobre lo que Castells explica en su nuevo libro, Communication Power (Comunicación y Poder en Ariel). Podéis haceros una idea del libro leyendo el comentario que hace del libro Christian Fuchs en Some Reflections on Manuel Castells’ Book “Communication Power”, la reseña del seminario Manuel Castells: Politics and Internet in Obama era, o un artículo del propio Castells: Communication, Power and Counter-power in the Network Society.
Me quedo con la frase de Fuchs, con traducción bastante libre: Nuestra principal tarea en el ámbito de la poítica sería, ahora, la de desarrollar un contra-poder contra la mercantilización de todo
, especialmente la política.
En eso estamos, en la mercantilización de la política. Como cualquier otra empresa, los partidos publicitan sus productos (candidatos) para mantener su cuota (asientos) de mercado (en el gobierno). Como el candidato es lo que se vende, las ideas y proyectos han pasado a segundo plano, desapareciendo del debate y, a la larga, de las agendas de los partidos. ¿La prueba del nueve?
- Un partido no dice qué va a hacer, o cuáles son sus ideas, sino qué no va a hacer o cuáles no son sus ideas. Recurso útil en algunos casos, pero la definición por negación acaba siendo poco constructiva, especialmente cuando desaparece lo que uno negaba: se acabó la crisis, ¿qué propones ahora para que se sostenga la economía a largo plazo?
- Un partido se define en oposición a otros partidos, nunca en términos absolutos (parecida a la anterior, pero no exactamente igual: ahora que el gobierno está en la oposición… ¿qué?).
- La dialéctica del
y tú más
que (a) no propone nada para el futuro (b) porque acaba remontándose a tiempos inmemoriales (y tú más en 1890…
)
- La incesante petición de dimisiones, algunas veces justificada, otras muchas no
- El cerrar filas en defensa de sus candidatos y miembros del partido ante cualquier imputación judicial, amparándose en la presunción de inocencia (legítimo) pero jamás condenando hechos o conductas en general.
No hemos sabido transmitir nuestro mensaje al electorado
. Sí, lo habéis hecho, y muy bien. El problema es que el contenido del mensaje transmitís es una porquería.
Vamos a ganar / Vamos a ganar a
. Muy bien. Y yo, ¿qué gano? ¿Esto iba de ganar o de aportar algo para construir?
En definitiva, publicidad y mercadotecnia, saturación del ágora de debate pero no para debatir, sino para entretener (peor que mejor).
Pero la web 2.0 dará luz a una nueva era de Política 2.0 donde la ciudadanía participará y hará oir su voz
. Puede. O puede que no. Por una parte, González Bailón ya nos advierte que Internet no es muy distinta, en términos de concentración y control, de los medios de comunicación tradicionales. Por otra parte, si «inventamos» la democracia representativa es por los costes de ejercer nuestros derechos democráticos (informarse, debatir, crearse una opinión, etc.) en todos y cada uno de los temas que nos conciernen. La democracia directa es una interesante propuesta, pero ¿quién tiene el tiempo y los recursos para intervenir, directamente, en todas las cuestiones públicas? De momento, los partidos.