El votante 2.0 a peso: más PDF y menos Twiter

Hace 10 años, Lou Marinoff escribió Más Platón y menos Prozac con la idea de abordar los problemas de la vida cotidiana no desde los síntomas, sino atacando las causas; no parcheando con química, sino reflexionando con profundidad sobre lo que nos angustia o nos preocupa.

Leo en El País — A la caza del votante 2.0 — que este otoño se prevé el asalto definitivo a Twitter por parte de los partidos catalanes con motivo de las inminentes elecciones autonómicas. Y que con ello se pretende contactar personalmente con el votante y escuchar su opinión. Permítanme que lo dude.

Que no se me malinterprete: creo que Twitter es una herramienta muy poderosa en el ámbito de la política y el ejercicio saludable de los derechos democráticos. Sin ir más lejos, el rendimiento que se le ha sacado a esta herramienta en los plenos del Parlament durante la legislatura que ahora termina ha sido extraordinario: ha habido información y transparencia, ha habido debate; y encontronazos; y propuestas. Creo que ha habido, en definitiva, más y mejor democracia, y por ello estoy personalmente agradecido, como ciudadano, al President Benach y a los diversos diputados (de todos los partidos) que se han unido a hacer de la actividad parlamentaria algo plural.

Pero el panorama político 2.0 de este otoño pinta muy distinto.

Instalados como estamos en una democracia como maximización de votos (frente a lo que uno desearía que fuese una democracia como ágora de participación), Twitter da a los partidos tres ventajas que antes no tenían:

  1. Por una parte, segmentar mucho más el mensaje y el receptor para que sea todavía más fácil que este último oiga lo que quiere oír. Y, habiendo oído lo que se quiere oír, facilitar al máximo la transmisión en cadena del eslogan. RT la transmisión en cadena del eslogan. RT la transmisión en cadena del eslogan.
  2. Por otra parte, saltarse el cedazo de los medios. Si ya nos hemos acostumbrado a las ruedas de prensa sin preguntas, ¿cómo no vamos a aceptar los mensajes de Twitter sin respuesta? Y, si no hay preguntas ni respuestas ¿para qué los intermediarios? (que, además, ya tomaron partido hace años y tampoco se espera análisis ni crítica por su parte, dicho sea de paso).
  3. Por último, datos cuantitativos sobre el «apoyo ciudadano» a las «propuestas» del partido en tiempo real. Tantos seguidores en Twitter, tantos otros en Facebook. Con independencia del sentido del apoyo, o de la calidad del mismo. El votante 2.0 a peso, como los libros que algunos amontonan en sus estantes.

Algunos creemos que la democracia es algo más que el apoyo incondicional al partido (y, simétricamente, la incondicional destrucción del contrario). Algunos creemos que la democracia es algo más que un sufragio puntual e irreflexivo por desinformado.

  • Cabría esperar, en las próximas elecciones, menos llamadas al apoyo y más incitación a la disensión. Es en la crítica y en el diálogo que aprendemos y crecemos, no en el consenso o la connivencia.
  • Cabría esperar, en las próximas elecciones, una proliferación apabullante de documentación de calado, datos, cifras, contrastes, análisis. Necesitamos información de calidad para fundamentar nuestras opiniones.

Cabría esperar un PDF por cada afirmación que se haga en Twitter. Cabría esperar un espacio de debate por cada PDF colgado en un servidor.

Comparte:

Después del y-tú-más: y-tu-qué

La clase política (y perdón por generalizar, aunque tampoco abundan los políticos que denuncian a sus malos compañeros)… la clase política, decía, nos tiene ya acostumbrados a su quejoso y tú más. ¿Que hay una discrepancia sobre la gestión de un miembro de un gobierno? Y tú más. ¿Que hay una acusación de corrupción a un miembro de un partido? Y tú más. ¿Que un miembro de un partido se pasa por el arco de triunfo la hemeroteca y donde dije digo digo Diego? Y tú más. Y tú más. Y tú más.

El ejercicio del y-tú-más tiene un corolario, o una degeneración corrupta, que consiste o bien en cargarse al que viene con pruebas o bien en cargarse al que se pone en medio del y-tú-maseo. ¿Que viene un juez a impartir justicia? Nos cargamos el juez, la ley, el tribunal y lo que se interponga. ¿Que mueren unos bomberos en la extinción de un incendio? Nos cargamos el cuerpo porque la culpa fue del cha-cha-chá. ¿Que la policía actuó con demasiada o demasiado poca contundencia contra unos manifestantes? Nos cargamos el cuerpo por haber sido blandos en la rotundidad. ¿Que un personaje se funde los fondos públicos y el dinero del contribuyente para la promoción de la cultura? Pasamos del contribuyente y del que tenía que velar por sus intereses e y-tú-maseamos hasta que al respetable le acabe dando igual conforme lo dejen en paz.

Hasta aquí, la destrucción al poder.

En este eterno deshacer, míto de sísifo, Penélope destejiendo, etc. todavía había la esperanza de que algunos se dedicasen a construir algo… algo que los demás pudiesen cargarse, pero algo es algo al fin y al cabo.

Ya no es así: los buenos tiempos terminaron.

En los últimos meses se ha puesto en boga el y-tú-qué. Los partidos, los líderes (cualquier relación con la etimología inglesa es pura coincidencia), en lugar de hacer propuestas piden a los demás que las hagan: Sr. Fulano, defínase sobre su posición frente al nacionalismo; Sr. Fulano, diferénciese (o no) de sus (para mí, claro) repugnantes socios de gobierno; Sr. Fulano, la población quiere saber (y yo sin enterarme) si, en el caso que usted llegue al gobierno (no lo quiera el hado) al levantarse se pondrá primero la zapatilla del pie derecho o la del pie izquierdo. Sr. Fulano, aclare de una vez si su partido (y no el mío) tiene una crisis de analgesia. Sr. Fulano, por el amor del prójimo, diga algo para evitar el silencio que nos deje pensar.

La consecuencia directa del y-tú-queo es tan divertida (si a uno lo pillan cínico o socarrón) como surreal: mi respuesta a su pregunta es que yo no haré lo que usted me dijo que haría o hubiere hecho en caso de que usted obrara u obrase de acuerdo y en concomitancia con mi propuesta subsumida a la suya, ¡¡sino todo lo contrario!!.

Y mientras en el universo paralelo de la política analizan sintácticamente los diretes y los diremes, los votantes tenemos una cita en otoño (algunas autonomías), primavera (ayuntamientos) y el año próximo (generales).

Y nos pasa como en Facebook, que cuando alguien dice una barbaridad solamente encontramos el botón «Me gusta», pero el «Ni harto de vino», ese, ese brilla por su ausencia.

Como las propuestas de valor.

Y tú más.

Y tú qué.

Comparte:

Toros no: cuestión de libertad

Esta entrada ha acabado teniendo dos partes: la primera, Toros no: centrando el debate, antes de que la iniciativa legislativa popular para prohibir los toros fuese aceptada por el Parlament de Catalunya, y la segunda, Toros no: cuestión de libertad, después de la prohibición de las corridas por el Parlament y a colación de las primeras reacciones a la misma. Esta es la segunda parte.

Cuando anteayer, en Toros no: centrando el debate, intentaba listar los falsos argumentos que se meten con calzador en el supuesto debate sobre la abolición de las corridas en Catalunya, me olvidé del que, por lo visto, ha sido (y parece que será) el argumento principal contra la abolición: atenta contra mi libertad.

El President Montilla apeló a la libertad y a no imponer las ideas propias a los demás, por lo que pedía responsabilidad (léase: si no votas conmigo eres un irresponsable, un gran argumento).

Rajoy también centra su reacción en que los ciudadanos puedan ejercer libremente el derecho más importante que tienen, que es la libertad (valga la tautología).

En casa de Alfonso Serrano pude escuchar a Andrés Calamaro arremeter contra las prohibiciones, por coartar la libertad individual.

Y un señor en la radio decía esta mañana (literal): son unos nazis, porque prohíben lo que a mí me gusta, entre otras cosas olvidando que el Parlamento no se conjuga en tercera persona, sino en primera.

La verdad es que las prohibiciones son un incordio:

  • Prohíben la violación, coartando mi libertad a tener sexo (no consentido y violentamente) con las madres, esposas e hijas de mis conciudadanos. Y las extranjeras, si se puede, también.
  • Prohíben el proxenetismo, coartando mi libertad a… (lo mismo de antes pero con dinero de por medio)
  • Prohíben la pedofilia, coartando mi libertad a… (lo mismo de las dos anteriores antes pero con niños)
  • Prohíben el terrorismo, coartando mi libertad a amenazar, extorsionar y asesinar a aquellos que no piensan como yo.
  • Prohíben el fraude fiscal, coartando mi libertad a tener una educación, una sanidad y una justicia de calidad y gratuitas de verdad de verdad.
  • Prohíben conducir ciego de alcohol, coartando mi libertad a utilizar el medio de transporte que a mí me plazca habiendo bebido lo que libremente yo desee: quién te ha dicho a ti las copas que yo tengo o no tengo que beber.
  • Prohíben los toros, coartando mi libertad a divertirme y hacer dinero como y cuando a mí me dé la gana.

Las libertades son como un calcetín y se les puede dar la vuelta. Esta es la realidad de las prohibiciones. Porque en ningún caso fueron pensadas para lo siguiente:

  • Prohíben la violación, defendiendo mi libertad a tener sexo con quien quiera y si yo quiero, sin ser forzado ni violentado por nadie al tenerlo.
  • Prohíben el proxenetismo, defendiendo mi libertad a… (lo mismo de antes pero sin dinero de por medio)
  • Prohíben la pedofilia, defendiendo mi libertad a… (lo mismo de las dos anteriores pero con niños, con el añadido del factor tiempo y la madurez mental, emocional y sexual)
  • Prohíben el terrorismo, defendiendo mi libertad a expresar mis opiniones e ideas políticas sin que por ello mi integridad física y hasta mi vida corra peligro.
  • Prohíben el fraude fiscal, defendiendo mi libertad a tener una educación, sanidad y justicia de calidad y sufragada por todos según las posibilidades de cada uno.
  • Prohíben conducir ciego de alcohol, defendiendo mi libertad a no ser atropellado, postrado en una silla de ruedas o simplemente asesinado al salir de fiesta con mis amigos.
  • Prohíben los toros, defendiendo la libertad de todo ser vivo de no ser torturado y asesinado gratuitamente, como gratuito es cualquier espectáculo o disposición de un animal exclusivamente por placer.

Dicho esto, por favor, centremos de una vez el debate. Aunque haya partes interesadas (políticamente, económicamente, ideológicamente, etc.), la pregunta no va de política, ni de economía, ni de ideología.

La pregunta es: ¿cree usted que es legítimo maltratar, infligir dolor y matar a seis toros para un espectáculo de dos horas?. Esa es la pregunta y esa es la única que hay que contestar. No hay más. De verdad.

Mi respuesta, después de haber ido a la plaza, es no, y lo digo sin tapujos. Por favor, céntrense en el debate y digan, sin ambages, cuál es su respuesta. Compartida o no, yo la respetaré. Pero respeten ustedes, por favor, mi inteligencia con argumentos que sean tales.

Comparte:

Toros no: centrando el debate

Esta entrada ha acabado teniendo dos partes: la primera, Toros no: centrando el debate, antes de que la iniciativa legislativa popular para prohibir los toros fuese aceptada por el Parlament de Catalunya, y la segunda, Toros no: cuestión de libertad, después de la prohibición de las corridas por el Parlament y a colación de las primeras reacciones a la misma. Esta es la primera parte.

Hace unos años decidí ir a ver una corrida de toros. Por muchos motivos, pero sobre todo para ver y comprender.

No es este el lugar para extenderse, pero fue una tarde sobre la que los periódicos hablaron con más elogios de lo habitual. Y una tarde que me dejó simple y llanamente impresionado. El que no haya estado en una corrida es difícil que pueda entender lo que ocurre en la arena: la esencia animal del hombre, la alegoría de la caza, la estética de la coreografía, la impresión de la primera embestida…

Quién no haya estado en una corrida es también difícil que entienda lo que ocurre en la arena: divisas, puyas, banderillas, rejones, estoques, sangre, ensañamiento y dolor, mucho dolor.

Lo primero es tan cierto como lo segundo y, además, van juntos de la mano y son indisociables lo uno de lo otro. A título personal decidí que el dolor del animal no justificaba el espectáculo. La atrocidad no legitimaba la belleza. Hay gente que piensa justo lo contrario y por ello los respeto: por decir, claramente, que su opción es la inversa.

Porque creo que es en estos dos términos en los que habría que medir las corridas de toros. De hecho, no creo que haya más: lo que se hace, ¿justifica el sufrimiento del animal sí o no?

Mañana se decide en el parlamento catalán si las corridas de toros dejan de estar permitidas en Catalunya o no.

Puede que sea deformación profesional y por eso me molesta (a) la falta de debate y (b) los falsos argumentos, que en el fondo, no hacen sino contaminar el debate y matarlo. Me gustaría aquí reconducir hacia la esencia del debate algunos de los argumentos que, de forma reiterada, van apareciendo en columnas de opinión, pancartas y bancadas de diputados. Mi intención no es adoctrinar, ni convencer a nadie de nada: simplemente que, por favor, debatan con la cabeza (no, en el mejor de los casos, con el corazón).

El toro no sufre

Sí sufre. Y muere, en la arena, sangrando por todos y cada uno de los agujeros que se le han infligido durante la corrida.

La cuestión es, simplemente, si ese sufrimiento paga el resto, si legitima el resto de argumentos. Para mí no. Es una opción personal, y en mi quehacer diario intentaré siempre que me sea posible evitar el dolor a los animales. Y esta es una de esas situaciones donde creo que se puede evitar.

Otros animales también sufren

Es cierto.

Pero.

Primero. Que otros animales sufran no tiene nada que ver con que el toro sufra. El argumento «pues las vacas lecheras en los establos también sufren» no tiene nada que ver con los toros. Los toros se torean y matan en la plaza con independencia del resto, de si hay vacas lecheras o no, por lo que merecen debates separados.

Segundo. Los motivos importan. Estabular vacas proporciona alimento a todo el mundo (es un decir). Matar toros proporciona un espectáculo.

La cuestión es, pues, primero, independiente de otros debates. Segundo, sobre si ese sufrimiento legitima el espectáculo. Para mí no. Es una opción personal, pero no tiene nada que ver con otros debates (por muy necesario que también sea tener aquellos).

El toro se extinguiría

A lo que habría que responder: pues toreemos linces ibéricos o tigres siberianos, en mucho mayor riesgo de extinción que el toro de lidia.

En lógica, a esto se le llama falacia, la falacia ad hoc: justificamos con un argumento general traído por los pelos a nuestro caso particular.

Siempre se ha hecho

Este es un argumento que no es tal y es también otra falacia, la llamada falacia ad populum. El mejor ejemplo para replicar a este argumento es el de la esclavitud: la esclavitud ha existido durante la mayor parte de la historia del hombre. Primero las clases más humildes, después los extranjeros, después los de otras razas y, casi siempre, las mujeres.

Siempre ha sido así, hasta que hace apenas unos pocos cientos de años se trabaja activamente para su erradicación en todo el globo.

La cuestión no es si siempre se ha hecho así, sino si queremos que siga así, si queremos vivir y ser recordados así. Yo no. Es una opción personal, pero no tiene nada que ver con el pasado, sino con el presente y el futuro.

Es una actividad económicamente beneficiosa

Sí, así es: el toreo es altamente lucrativo. Aunque no le puede hacer sombra a la esclavitud: imperios enteros se han edificado sobre las espaldas de los esclavos y los beneficios que comporta la mano de obra prácticamente gratuita. El proxenetismo, sin ir más lejos, es un gran negocio basado, en la mayoría de los casos, en la esclavitud.

El tráfico de armas, el tráfico de drogas y el tráfico de seres humanos son probablemente las tres actividades económicas más lucrativas del mundo.

La cuestión no es si da dinero o no, sino si queremos que siga siendo así, si queremos ganar dinero así. Yo no. Es una opción personal, pero no tiene nada que ver con si da o no dinero, sino con la formaen que uno lo gana.

Forma parte de la identidad de España

Este argumento es parecido al que defiende que siempre se ha hecho así, y a él me remito.

¿Justifica la identidad nacional (sea eso lo que sea) el sufrimiento del toro? Para mí no. Es una opción personal, y en la construcción de mi identidad personal (esa sí real e intransferible) intentaré siempre que me sea posible evitar edificarla sobre la dominación y el dolor.

Es un ataque de los nacionalistas a la identidad de España

Este argumento es parecido al que defiende que otros animales también sufren.

No soy un ingenuo: es cierto que hay personas que instrumentalizan las corridas para atacar lo que otros consideran su identidad colectiva. Pero, como en el caso de si otros animales sufren o no, ese es un debate que debe dirimirse aparte y por parte de las dos partes.

¿Justifica la instrumentalización del sufrimiento de un animal la lucha política que sus respectivas identidades colectivas deberían mantener en el plano político? Para mí no. Es una opción personal, y mi enfrentamiento (en caso que lo hubiere) con aquellos con los que no estoy de acuerdo sobre temas políticos no tiene que ver ni con permitir ni con denunciar el sufrimiento de un animal.

No vamos a imponer nuestra opinión a la de los demás

Pues sí: precisamente de eso trata la democracia. Y por ese mismo motivo, si sigue habiendo corridas, deberá acatarse la opinión de la mayoría, sea esta la que sea.

Pero no, este argumento no tiene nada que ver con respetar las minorías: respetar las minorías es darles voz y voto en igualdad de condiciones. Es que haya un debate abierto e incluso dar a las minorías un trato de favor con votos más valiosos que los de la mayoría (como el voto de las zonas rurales frente a los grandes núcleos urbanos). Pero la mayoría decide, porque precisamente eso es una democracia.

En resumen

Señores diputados, cuando ustedes mañana decidan si toros sí o no, por favor, pongan en orden sus prioridades y escalas de valores. Supongo que estamos de acuerdo en que el toro sufre y muere en la arena. Y lo hace por un placer estético y, a lo sumo, alegórico.

Pónganle ustedes un precio a eso: ¿unos puestos de trabajo? ¿la enseña de la identidad colectiva? ¿la renuncia a pensar en presente en lugar de en pasado? ¿condicionar el tener otros debates por una falsa correlación entre temas dispares?

Si votan sí, por favor, sean valientes. Digan: sí, voto sí a los toros porque creo que el espectáculo bien merece la sangre derramada y el sufrimiento y muerte del animal. Lo aceptaremos: en eso consiste la democracia.

Al menos, por favor, no insulten nuestra inteligencia con argumentos que provocan vergüenza ajena.

Comparte:

La politización de todo, la mercantilización de los derechos

Comentaba en Democracia como participación, democracia como maximización de votos que los partidos políticos han abandonado la ideología para dedicarse al marketing y conseguir el mayor número de ventas (votos) de su producto (diputados sentados en un escaño).

Que comercien con un ciudadano, puede sentar entre mal y peor. Que comercien con los derechos humanos ya me parece demasiado.

En los últimos días se ha hecho tristemente popular el periodista Eduardo García Serrano por sus insultos personales a la Consellera de Sanitat Marina Geli. En mi opinión, sin embargo, los insultos van más allá de lo personal y denigran profundamente a todo el género femenino, impresión que comparte el Ministerio de Igualdad (y al menos parte de la Comisión de Igualdad del Congreso) que va a expedientar al periodista.

Si bien el periodista se ha disculpado públicamente por su comportamiento, la existencia de otros registros de corte marcadamente homófobo, así como el tono habitual del periodista, hacen dudar de la sinceridad de sus palabras (aunque esto último reconozco que es ya una interpretación personal).

Hasta aquí, los hechos. Objetivamente lamentables, reprobables, condenables, etc., etc., etc.

Ayer el Ministerio de Igualdad convocó la Comisión de Igualdad del Congreso para comentar lo sucedido (lo que incluía el visionado de las declaraciones injuriosas originales) y comunicar que se expedientaría al periodista. El Partido Popular, aquejándose que el visionado de las disculpas del periodista no estaban en el orden del día, abandonó la sala (NOTA: no se pongan estupendos los anti-PP, porque harina de este costal la hay en todos los molinos).

Perdonen que haga una interpretación libre de lo sucedido ayer, pero tengo la impresión que lo que tenía que ser un debate y una condena unánime al sexismo y la misoginia — y ya, de paso, a la homofobia y otros extremismos del Sr. Serrano y la sociedad en general — se consiguió vender como una ofensa a la derecha y al catolicismo, epítetos con los que se identifica públicamente el Sr. Serrano, la cadena Intereconomía y el Partido Popular.

Hasta aquí podíamos llegar.

Estamos enfermos.

Somos incapaces ya de separar lo más sagrado, los derechos humanos, de la política más miserable y mezquina y el mercadeo de votos. Hemos llegado al punto donde cualquier posicionamiento respecto a cualquier tema se ve en clave electoralista.

Hoy en día es casi imposible defender la libre práctica de la religión pero quitando los crucifijos de la escuela pública. O uno o lo otro: ambas son incompatibles. O quemamos a los curas o quemamos a los rojos. Pero quemar, hay que quemar a alguien.

Condenar un ataque a un barco humanitario es antisemitismo; condenar la tortura machista del islamismo es anti-multicultural. Buscar la paz en Euskadi es alineamiento con los terroristas secesionistas; no tolerar el asesinato impune en defensa de la identidad nacional es represión e imperialismo. Defender el derecho a la vida del embrión humano es de derechona retrógrada y defender la calidad de vida de la mujer (que se ha quedado embarazada) es de rojos anarquistas. Respetar el medio ambiente es de ecologistas ludditas y antiprogreso, e intentar medir el impacto de las políticas verdes en la economía es de fachas ultraliberales. Alinear los sueldos con la productividad es cosa de la clase capitalista explotadora, y defender un trabajo digno, seguro y justamente remunerado es propuesta de sindicatos estalinistas. Defender los derechos de los homosexuales es típico de la debilidad mental de la izquierda; mientras que abogar por la libertad de credo y la práctica de la fe forma parte de la castradora derecha.

Y así, hasta la náusea.

Es indescriptible el hastío que siento por las etiquetas y quien las pone. Y sí, la clase política tiene mucha, pero mucha culpa de que hayamos llegado a esta situación. Por acción o por omisión. De uno y de otro lado. No se me pongan ahora estupendos.

Comparte:

VI Congreso Internet, Derecho y Política sobre Cloud Computing

Content on this page requires a newer version of Adobe Flash Player.

Get Adobe Flash player

Me complace anunciar el VI Congreso Internet, Derecho y Política, en esta edición versando sobre Cloud Computing y los retos que esto supone para los campos de la Ley y la Política.

El evento tendrá lugar en Barcelona, el 7 y el 8 de Julio de 2010. Habrá traducción en castellano, catalán e inglés, la inscripción está abierta y es libre.

Programa

Miércoles 7 de julio del 2010

08.30 h

  • Acreditaciones.

09.00 h

  • Inauguración.
  • Pere Fabra, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la UOC.
  • Agustí Cerrillo, director de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC.

09.30 h

  • Conferencia inaugural (keynote speech): «Privacidad en la nube, ¿un concepto difuso?»
  • Ronald Leenes, profesor de la Universidad de Tilburg (habrá traducción).
    Moderadora: Mònica Vilasau (UOC).

10.30 h

  • Pausa café.

11.00 h

  • «Mitos y realidades sobre el cloud computing
  • A cargo de EyeOS.
  • Moderador: Ismael Peña (UOC).

12.00 h

  • Mesa redonda: «Claves legales para llevar la empresa a la nube.»
  • Xavier Ribas, abogado, Landwell Global.
  • Manel Martínez Ribas, abogado, ID-LawPartners.
  • Ramon Miralles, coordinador de Auditoría y Seguridad
    de la Información, Agencia Catalana de Protección
    de Datos.
  • Moderador: Miquel Peguera (UOC).

14.00 h

  • Comida.

16.00 h

  • Mesa redonda: «Cloud computing: ¿una nueva dimensión del teletrabajo?»
  • Javier Thibault Aranda, profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
  • Carmen Pérez Sánchez, investigadora IN3 (UOC).
  • Javier Llinares, director general, Autoritas Consulting.
  • Moderador: Ignasi Beltrán (UOC).

18.00 h

  • Conclusiones del primer día.
  • Karma Peiró, responsable de participación, 3cat24.cat.

Jueves, 8 de julio de 2010

9.30 h

  • Conferencia principal: «La sombra de la nube: el estado de las libertades en la red.»
  • Karin Deutsch Karlekar, senior researcher and managing editor, Freedom of the Press Index, Freedom House (habrá traducción).

10.30 h

  • Pausa café.

11.00 h

  • «De la Administración electrónica a la Administración nube.»
  • Debate con:
  • Nagore de los Ríos, directora de Gobierno Abierto y Comunicación
    en Internet, Gobierno del País Vasco.
  • Joan Olivares, director-gerente del Consorcio Administración
    Abierta Electrónica de Cataluña.
  • Moderador: Agustí Cerrillo (UOC).

12.30 h

  • Mesa redonda: «Persecución del crimen en la red.»
  • Rubèn Mora, responsable del Área de Seguridad en Tecnologías de la Información de los Mossos d’Esquadra.
  • Francisco Hernández Guerrero, fiscal, Andalucía.

14.00 h

  • Comida.

16.00 h

  • Mesa redonda: «Participación ciudadana en la nube: ¿riesgo de chaparrón?»
  • Evgeny Morozov. Yahoo! fellow, Georgetown University’s E. A.,
    Walsh School of Foreign Service (habrá traducción).
  • Albert Batlle (UOC).
  • Moderador: Ismael Peña (UOC).

18.00 h

  • Conclusiones del segundo día.
  • Karma Peiró, responsable de participación, 3cat24.cat.

Comparte:

Sobre Mí