¿Evolución o revolución en la participación ciudadana en democracia? De la transparencia al #15MpaRato

El día 4 de julio, a partir de las 19h en la (¡nueva!) sede de la UOC en Sevilla (Torneo, 32), participaré en la sexta y última jornada de los [sic] Debates sobre tendencias en la Sociedad de la Información y el Conocimiento. La inscripción puede realizarse en el formulario del evento. Los usuarios de Twitter, pueden seguir #debateSIC. Habrá también streaming de vídeo.

El objetivo de la sesión es reflexionar o repensar cuáles son o cuáles deberían ser las relaciones entre gobierno y ciudadanos después de la revolución digital, y ver si somos capaces de acabar de conformar esa nueva Sociedad de la Información.

Gianluca Misuraca, investigador del centro de investigación JRC-IPTS de la Comisión Europea, centrará su análisis en las relaciones entre Administración y ciudadanía, hablando sobre todo de administración o gobierno electrónico, datos abiertos, etc.

Por mi parte, la reflexión se referirá más a la relación de gobiernos, parlamentos y partidos políticos en materia de ejercicio de la democracia. Esta es, en síntesis, la presentación de mi introducción:

¿Evolución o revolución en la participación ciudadana? De la transparencia al #15MpaRato

Imaginemos un agricultor en el Delta del Ebro. De pronto se da cuenta que el agua baja sucia, demasiado sucia como para que los cultivos no peligren. Se sube al caballo (no hay coches, no hay Internet) y se dirige río arriba. 350km después, en el Valle de Pineta, se encuentra con unos ganaderos que están contaminando las aguas: la falta de pastos les ha obligado a estabular y utilizar piensos de dudosa calidad y peor impacto medioambiental. Se llega al acuerdo rápidamente: el agricultor suministrará hierba a los ganaderos, quienes, a cambio, mantendrán el agua limpia y suministrarán carne y leche al agricultor.

A medida que más agricultores y más ganaderos de toda la cuenca del Ebro/Cinca se añaden a los acuerdos, la gestión se vuelve compleja. Los trajines de unos y otros acaban por tener descuidados cultivos y ganado, con importantes pérdidas económicas: se dan cuenta de que sale a cuenta que algunos de ellos se dediquen en exclusiva a la actividad política, pagados entre todos. Se crea el «Parlamento del Ebro/Cinca» con sede en Fraga, donde hay sesiones semanales y donde se almacenan (en papel, no hay PDF) los documentos de las sesiones, informes técnicos, etc. Cada semana, los representantes políticos informan a sus respectivas comunidades de los acuerdos alcanzados.

Pero el Ebro tiene más afluentes y pronto hay que crear otros Parlamentos: el Parlamento del Ebro/Segre, el Parlamento del Ebro/Gállego, el Ebro/Jalón… y, por supuesto, un Parlamento de nivel superior, el Parlamento del Ebro, cuya sede se fija en Zaragoza. Se crean distintos niveles político-administrativos y pronto es imposible, ante tanta población, rendir cuentas cada semana. Se fijan algunas sesiones de debate de carácter anual y un gran evento cada cuatro años.

Revolución digital y democracia

La historia anterior seguramente tendría un argumento distinto en un mundo con telecomunicaciones y la posibilidad de digitalizar la información. Y probablemente tendría también actores distintos.

  • ¿En qué cambia el hecho de que el acceso a la información pueda realizarse ahora prácticamente sin coste alguno?
  • ¿Qué tipo de espacios y prácticas de deliberación podemos desarrollar cuando ya no hay límites de espacio ni de tiempo?
  • Con más y mejor información, con espacios distintos para la deliberación, ¿cómo formamos nuestra opinión? ¿cómo establecemos nuestras preferencias? Y, todavía más importante, ¿qué prácticas y qué agentes pueden o deben intervenir en la negociación entre opciones?
  • ¿Necesitamos repensar la forma como explicitamos nuestras preferencias? ¿Qué limitaciones hemos dejado atrás y qué limitaciones todavía tenemos a la hora de establecer (nuevas) formas de votación?
  • Y, por último, seguramente es posible que la rendición de cuentas sea no ya más transparente, sino «por defecto», más ágil, flexible, automatizada e incluso personalizada.

Intentaré no responder a estas preguntas, pero sí ponerlas en relación a cuestiones como la Primavera Árabe, las Acampadas en la Puerta del Sol y el 15M, las (mal llamadas) wikirrevoluciones, la iniciativa 15MpaRato o el proyecto para la nueva Ley de Transparencia.

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Crowdfunding político: la pieza que faltaba en la nueva política ciudadana

Avatar de 15M pa Rato

La secuencia de hechos alrededor de la campaña 15MpaRato merece una profunda reflexión, y no tanto por el fondo sino por las formas. Y merece una profunda reflexión porque se ha conseguido cerrar el círculo o poner la última pieza del puzzle de esa nueva forma de hacer política — y ya no meramente activismo — que se inició el 15 de mayo de 2011 con la acampada en la Puerta del Sol de Madrid.

¿Qué es 15MpaRato y qué ha ocurrido?

Repasemos estos hechos:

  • 23 de mayo de 2012: se inicia oficialmente la campaña 15MpaRato – Actúa para llevar ante los tribunales al ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato. Se hace una llamada a aportar documentación sobre la que construir un caso penal.
  • El 25 de mayo la organización afirma estar desbordada por la documentación recibida. Entre otros, habrían contribuido a la documentación pequeños accionistas de Bankia que (a) se sienten estafados por el ex presidente y (b) se ven demasiado impotentes como para iniciar acciones legales por su cuenta o para coordinarlas.
  • Varios partidos — no sin largos debates internos — presentan en los últimos días de mayo distintas peticiones de comisiones de investigación o comparecencias de cargos públicos en el Congreso y parlamentos autonómicos. Todas ellas son vetadas por los respectivos grupos mayoritarios.
  • El 29 de mayo, la campaña 15MpaRato anuncia que podría disponer de la documentación necesaria para encausar a Rodrigo Rato y su penúltima barrera es la necesidad de conseguir quien se persone como acusación particular. Se hace una llamada para alistar a accionistas de Bankia. Varios se presentan en 24h.
  • El 4 de junio se anuncia que la campaña legal contra Rodrigo Rato entra en la recta final y queda superar la última barrera: conseguir los fondos necesarios para sufragar las costas del proceso.
  • El 5 de junio se abre un proyecto de crowdfunding en la plataforma Goteo para conseguir la financiación necesaria para seguir con el proyecto. Se solicita una aportación total de 15.042/16.042€ (mínimo/óptimo), y se acompaña de documentación económica detallada.
  • El 6 de junio, en apenas 24h, se consigue el 130% de lo solicitado y, en consecuencia, se espera que se inicie el proceso de investigación judicial que termine, si así procede, con Rodrigo Rato en el banquillo.

Y recordemos que todo esto se ha realizado:

  • Con el trabajo y dedicación de muchas personas, a título individual, que han destinado tiempo y energías (y recursos de todo tipo también) para intentar aunar voluntades y llevar a cabo el proyecto.
  • Sin el apoyo de una organización formal o estable y sin necesidad de constituirse como tal — aunque es también verdad que sí hay grupos más cohesionados que han coordinado y respaldado gran parte del proceso.
  • Sin financiación — hasta que ha sido necesario recurrir a servicios profesionales externos o pagar gastos inevitables.
  • En tiempos verdaderamente vertiginosos respecto a otras instituciones y movimientos ciudadanos de corte más «tradicional».

¿Por qué ha sido posible 15MpaRato?

En la (por ahora) rápida, eficaz y eficiente campaña 15MpaRato han confluido varios factores. Ninguno de ellos ha sido condición suficiente para el éxito de la campaña, y seguramente ninguno ha sido estrictamente necesario. Está, en mi opinión, en la conjunción de todos ellos la explicación de por qué ha sido posible 15MpaRato y por qué ha funcionado bien. De lo que a estas alturas no cabe ninguna duda es que Internet ha sido el catalizador que ha hecho realidad dicha conjunción. Y, también sin ninguna duda que sin Internet no habría sido posible, al menos no en los mismos términos de rapidez, eficacia y eficiencia.

Sin particular orden de importancia, algunos factores que personalmente creo que han posibilitado esta iniciativa. Creo que vale la pena hacer un inciso: estos factores son estructurales y, por tanto, es de esperar que en el futuro inmediato haya más iniciativas como la de 15MpaRato.

  • Una marca potente, versátil, que hace de paraguas. Esta marca se llama 15M y, si alguien dudaba de qué había conseguido el movimiento del 15M este último año, esto es: un estado de consciencia, una identidad aglutinadora de malestares y vertebradora de inquietudes. Lo más interesante de esta «marca» es que permite la adscripción sin ser un requisito la afiliación. La marca permite actuar bajo ella sin el cierto vasallaje que impone la membresía en una organización formal. La marca es, además, compatible con otras marcas o adscripciones, a diferencia de la mayoría de organizaciones políticas. Por último, y muy importante, la marca no puede ser apropiada ni capitalizada por nadie, lo que la mantiene neutral y resistente a manipulaciones.
  • Bajo esta marca genérica, cabe un objetivo concreto, actual, a corto plazo, más allá de las grandes ideas o ideologías de otras organizaciones con otros tempos. El fracaso del 15M de hacer propuestas de política de gran calado contrasta con la gran facilidad e impacto de proponer y llevar a cabo acciones muy concretas, con resultados fáciles de explicar y de medir. Empieza a haber ya datos (Norris & Curtice, 2006; (Rainie, Purcell & Smith, 2011) que nos indican que Internet facilita este tipo de acción concreta y adscripción puntual, alejándonos de la forma tradicional/industrial de participación política y ciudadana basada en la institución y la afiliación de base ideológica a largo plazo.
  • Una organización en red, con gran flexibilidad formal y capacidad de reacción, que permite la concurrencia de muchos actores que actúan siempre de cara al consenso, a la construcción, al definirse por la acción. Ello ha permitido, por ejemplo, ser ágil en la detección de puntos débiles (p.ej. las críticas por la poca transparencia al inicio de la campaña de financiación) y avanzar a base de superar las barreras diarias (p.ej. mis propias críticas a la indefinición inicial del proyecto).
  • Esta concurrencia de distintos actores, que se adscriben al proyecto o marca de forma discrecional, es posible solamente si hay un despiece del proyecto en microtareas, altamente inspirado en la ética hacker del software libre (Raymond, 1999; Benkler, 2006). Gracias a la concurrencia de pequeños procesos en paralelo, se ha facilitado la concurrencia de más actores que han podido coincidir o no en todos o algunos de ellos, según interés, disponibilidad y perfil. La microfinanciación ha sido el último de estos pequeños procesos.
  • Uso intensivo de infraestructuras tecnológicas, de fácil uso, coste bajo o nulo, acceso descentralizado y complementariedad de funciones.

Un apunte sobre el crowdfunding

Titulaba esta reflexión como Crowdfunding político: la pieza que faltaba en la nueva política ciudadana. Tradicionalmente, la financiación ha sido el último escollo de la acción ciudadana. Y, a diferencia de otros muchos escollos que pueden superarse a base de voluntariado o de donativos en especie, este último escollo a menudo no se supera y lo que inicialmente era participación transformadora acaba en (en el mejor de los casos) sensibilización política con un amplio rango de impactos y consecuencias.

La posibilidad de recurrir a la microfinanciación por Internet es una revolución, por dos motivos fundamentales:

  • Por una, parte consigue un alto grado de segmentación y llega, sobre todo, a quienes realmente interesa la cuestión. Mientras una recogida de donativos a la salida del metro no discrimina el público objetivo, el hacerlo por Internet — acompañado por una potentísima campaña de comunicación — hace que la campaña pueda capilarizarse hasta llegar a las comunidades que, presentes también en Internet, tienen intereses compartidos. Además, esa comunicación llega por lazos personales de confianza, con lo que no solamente la llamada a la financiación gana en legitimidad, sino que hay una promoción tácita o explícita a participar, también, en difundir el mensaje.
  • Por otra parte, consigue generar masa crítica al trascender cualquier limitación de espacio y de tiempo. En el momento de escribir estas líneas habían participado en la campaña de financiación 474 personas. De estar distribuidas homogéneamente en el territorio español, habría una persona por cada 1.000km2, o lo que es lo mismo, la persona más cercana estaría a más de 30Km de distancia. Imposible en un mundo sin Internet, relativamente fácil en un mundo conectado.

Había dos aspectos que el 15M — y los nueva acción ciudadana en red &mash; había conseguido, que eran:

  1. Conseguir la información necesaria para la acción política y
  2. reinstaurar la deliberación como nodo central de toda acción política. La organización de protestas, manifestaciones y acampadas han generado la experiencia suficiente para conseguir
  3. fraguar el diseño estrategias y fijación de objetivos políticos concretos. Por último, el crowdfunding
  4. hace posible la financiación de los costes ligados a la acción política ciudadana.

Y con ello se cierra el círculo. Es de esperar, pues, muchas más acciones de este tipo. Con un peligro añadido: cuánto mejor funcionen y cuánto más tarden las instituciones políticas tradicionales (gobiernos, parlamentos, partidos, etc.), peor para su legitimidad democrática, con las consecuencias (buenas o malas) que ello comportará.

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Los políticos indignados deben subirse a la lavadora

El panorama político en España a día de hoy es más o menos el siguiente:

El panorama político en España a día de hoy es desolador. Las instituciones están rotas. Las han roto.

Se justifica y legitima la corrupción como un ejercicio de transparencia, cuando en realidad no es transparencia sino airear la basura para que acabe de fermentar. El hedor se hace insoportable. Y en democracia, es peor el hedor que la basura.

Las instituciones están rotas y hay que cortar. No queda sino sacrificar los muebles para salvar el edificio.

Pocas veces como ahora tendrán los políticos honestos, los que trabajan cada día desde la sincera entrega y el compromiso, una oportunidad como esta de soltar lastre, de hacer limpieza, de subirse a la lavadora que una comisión de investigación puede proporcionarles. Hay que investigar la crisis de los bancos, la corrupción política, la burbuja inmobiliaria. No hay que dejar baldosa por levantar.

Los políticos tienen que indignarse y rebelarse.

Quedarse con medio partido será más que quedarse sin partido alguno.

Quedarse con las instituciones diezmadas será más que la autodestrucción que, desde dentro, les están infligiendo los cargos puestos a dedo desde los partidos.

Hay que dejar espacio para una democracia mejor y eso solamente se conseguirá si los políticos se suben a la lavadora y hacen limpieza, profunda, en casa.

Lo contrario es dar a entender que nunca se creyó en la vía democrática para construir. Y lo contrario de construir es la destrucción.

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Los tertulianos que no amaban a Internet y los periodistas en las torres de papel

Una crítica que habitualmente se hace a los políticos es que han perdido el contacto con la gente de la calle. Se les acusa de vivir en una burbuja que los aísla de los problemas cotidianos de la ciudadanía, de sus tribulaciones, de lo que conforma su día a día.

La misma crítica se hace a menudo también a los académicos. Que viven en una torre de marfil, aislados de las distracciones mundanas, de lo prosaico y frívolo que les pueda distraer de lo que es «importante».

Leyendo los periódicos, escuchando la radio y viendo la televisión, uno tiene la impresión de que hay un buen grupo de profesionales de los medios que empiezan a desligarse de lo que solían reportar.

Por un lado están los sesgos e intereses habituales que, en cualquier grupo de poder, provocan desencuentros con la realidad. Estos desencuentros suelen resolverse a partir de cambiar una realidad por la propia «realidad». O por la desaparición de quien impulsa el cambio.

Por otro lado, hay un distanciamiento de la realidad debido a la repentina aparición de una nueva manera de explicarla y de vivirla: Internet.

Los tertulianos que no amaban a Internet

Durante los primeros años de Internet — y especialmente los primeros años de la llamada Web 2.0 — tuvimos que sufrir el espurio debate sobre si un blog era periodismo o no, o si existía algo parecido al periodismo ciudadano. Debate espurio y cortina de humo porque el verdadero debate estaba o está en otra parte, en la parte de si la retransmisión palabra por palabra de notas de prensa institucionales o de piezas de agencia es periodismo o no; o en la parte de si el apoyo acrítico a una opción política o grupo empresarial es periodismo o no.

Parapetados a la defensiva — una opción, por otra parte, totalmente comprensible — han pasado los años y todavía encontramos los mismos tertulianos negando Internet a la brava. Ni Internet es periodismo ni Internet es en absoluto. Internet, sencillamente, no es.

Ante la negación, un creciente número de ciudadanos (entre ellos también muchos periodistas) no entienden ya el puzzle de la información sin la pieza de Internet. La televisión se ve con los ojos y se comenta con los dedos en Twitter, los diarios se leen en papel y se busca su edición en línea para compartirla en Facebook; la radio se escucha, se graba, se edita y se pega un corte en el blog donde se añade el contexto que las ondas no han tenido tiempo de dar.

Pero Internet no sólo reproduce, sino que produce: Al-Jazeera — por poner un ejemplo cercano en el tiempo y neutral en casa — abrevó en Internet durante toda la revolución árabe, estableciendo una pauta que ahora es norma en muchos medios grandes y pequeños. En un excelente ejercicio de cinismo, abrevamos pero no reconocemos la fuente.

Y lo que hace realmente muy importante Internet es que, aun siendo «sólo» un instrumento, es un instrumento profundamente transformador que ha supuesto una Revolución Digital, a la altura de la del Neolítico o la Industrial. Una transformación que nos lleva a un cambio de era — la Sociedad Red.

Mientras muchos tertulianos siguen en su ciclo de Kübler-Ross negando Internet y dirigiéndole sus iracundos ataques, Internet se ha trascendido a sí misma y ha pasado a ser también un espacio: un espacio donde pasan cosas. Los estudios de radio y los platós de televisión hicieron posible que las cosas pudieran pasar fuera de las plazas, delante de un micrófono, ante un periodista: todos hemos sido testigos de cosas que han pasado en una entrevista. Del mismo modo, en Internet pasan cosas: se reúnen personas que se informan, deliberan, negocian y construyen nuevos proyectos de cualquier tipo. Pasan cosas. Mejores o peores, en Internet pasan muchas cosas. Cada vez más.

Pero, claro, para darse cuenta de ello hay que estar en Internet. Y pasar tantas horas como (todavía, también) pasamos frente al televisor o pegados a la radio.

Porque, en Internet, pasan cosas, estemos o no, como el agua baja río abajo tanto si estamos para verlo como si no.

Los periodistas en las torres de papel

Érase una vez que un político era alguien que salía de una comunidad de vecinos, de un ateneo, de un sindicato. Érase una vez que un científico trajinaba con legajos en la biblioteca, pasaba más tiempo con los cobayas del laboratorio que con la familia, viajaba sobre un barco desvencijado a «descubrir» nuevas culturas. Érase una vez que el periodista gastaba las suelas a pie de calle, no tenía más notas que las de su libreta y conocía personalmente el que-es-quién de su ámbito.

Todos tomamos distancia: hacemos equipos, nos especializamos, nos dividimos las tareas y nos hace más eficaces y más eficientes.

Hay periodistas que se sientan sobre una pila de papeles de periódico amontonados por las ondas hertzianas y la TDT. Hay tanto de papel amontonado que los pies les cuelgan, lejos del suelo. Es tan alta la pila de papel que hace falta quien la mantenga en su sitio: son los tertulianos que no amaban a Internet. Se cogen de las manos, de cara a la pila, y hacen un cinturón humano para estrechar en un abrazo mortal la torre de papel que tanto esfuerzo ha costado amontonar.

El periodista, con los pies colgando, se los mira desde su altura, altivo.

Los tertulianos, con la cara empotrada en el papel, se miran entre ellos — es todo lo que pueden hacer — y de vez en cuando miran de reojo hacia arriba.

Mientras tanto, en Internet pasan cosas.

Entrada originalmente publicada el 25 de mayo de 2012, bajo el título Els tertulians que no estimaven Internet i els periodistes a les torres de paper en Reflexions sobre periodisme, comunicació i cultura (blog de ESCACC, Fundació Espai Català de Cultura i Comunicació). Todos los artículos publicados en este blog pueden consultarse allí en catalán o aquí en castellano.

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¿Pueden pagar más los ricos? ¿Pueden pagar más los pobres?

Esta es una entrada en dos partes que analiza, a partir de los datos del IRPF2008 (los más recientes para el nivel de detalle requerido), cuestiones como la progresividad del impuesto de la renta, las desigualdades entre tramos, la (in)existencia de una clase media en España y la posibilidad de subir los impuestos a ricos y pobres. En la primera parte, Clase media, desigualdades, recortes e impuestos para los ricos, el análisis se centra en la desigual redistribución de la renta y en la menguante clase media. En esta segunda parte, ¿Pueden pagar más los ricos? ¿Pueden pagar más los pobres?, se analiza el impacto que cambios en los tipos de los tramos podrían tener en la economía y en los contribuyentes.

Cuando se habla de déficit hay una respuesta inmutable: hay que bajar el gasto, no hay otro remedio. Esta «verdad» es, al menos a priori, falsa: para que una resta dé cero siempre se pueden tocar los dos términos que la componen: el minuendo y el sustraendo. Así, para que un balance — o las cuentas públicas — sea equilibrado (el famoso déficit cero) podemos o bien reducir los gastos (el sustraendo) o, también, aumentar los ingresos (el minuendo).

El problema es que a veces es difícil aumentar los ingresos y las voces suelen sugerir pescar en el recurrido caladero de las rentas más altas, es decir, subir los impuestos a los más ricos. La pregunta, entonces, es: ¿Es posible subir los impuestos directos a los ricos? ¿Cuánto más pueden pagar?

Recuperando los datos que ya utilizamos en Clase media, desigualdades, recortes e impuestos para los ricos vamos a intentar responder a esta pregunta. Se trata de los datos del Ministerio de Economía y Hacienda sobre el IRPF de 2008 (los últimos disponibles con el nivel de detalle que necesitamos), y escogeremos como referencia la Base Imponible General. Como ya apuntamos entonces, esta es una medida muy grosera y, además, ha sufrido cambios notables en los últimos 3 años (especialmente por el aumento del paro). No obstante, creemos que aunque el detalle deba ser tomado con mucha cautela, las afirmaciones generales seguramente serán válidas porque los órdenes de magnitud sí se mantienen.

Una representación gráfica de los datos del IRPF 2008

A continuación hemos representado los datos en un gráfico que presenta información de varias formas:

La línea azul marca la renta media declarada (€ per cápita) por cada tramo (abscisas) de base imponible. Hemos cruzado esa línea azul (gruesa) con otras verticales (más delgadas) que marcan que:

  • el 30% de la población ingresaba como máximo el salario mínimo interprofesional (8.400 €/año en 2008);
  • la mitad de quienes hicieron la declaración (unos 7 millones del total) declararon ganar poco más de 13.500 €/año brutos;
  • solamente un 10% de la población declaró ganar más de 35.000 €/año.

La línea roja marca la renta neta después de pagar el IRPF que quedó en manos de los contribuyentes (€ per cápita). Es importante ver cómo, a medida que crece la renta, aumenta la distancia entre la línea roja y la azul, fruto de la progresividad de los tramos del IRPF: a más renta, mayor el tipo marginal.

  • Acompañando la línea roja, hay un área roja que marca la cantidad de dinero que, después de impuestos, queda en total en manos de los contribuyentes (€ totales, eje ordenadas derecho). Nótese que son 162.811 millones de euros, aproximadamente el 40% del total recaudado ese año: 275.686 millones de euros. Aunque este dato es altamente inexacto por utilizar las medias por tramos, nos da una vaga idea del tipo medio para toda España. No obstante, sí nos dice algo bastante seguro: vía IRPF, solamente podremos aumentar los ingresos alrededor de ese 40%, esos 160 mil millones.

    La línea verde representa un ejercicio de política-económica-ficción: restamos a la renta después de impuestos (la línea roja) una cantidad arbitraria (el salario mínimo interprofesional) que considraríamos que es lo que una persona necesita para vivir un año. Esta cantidad, como decimos, es totalmente arbitraria, ya que lo que una persona necesita depende de muchísimas otras variables (necesita pagar alquiler o hipoteca, tiene personas a su cargo, etc.) pero es una cantidad que, por una parte, está más o menos consensuada (el SMI) y, por otra, se antoja un cálculo (a ojo) bastante aceptable de la realidad.

    • A efectos prácticos, vemos que si el gasto fijo de una persona son esos 8.400€, quienes cobran menos de 12.000 € brutos al año no llegan a final de mes y quienes cobran más pueden ahorrar algo o consumir más.

    Acompañando a esa línea verde, el área del mismo color nos dice cuánto dinero quedaría en manos de los contribuyentes si (1) restamos los impuestos y (2) restamos el coste de la vida que hemos asociado arbitrariamente a una cantidad igual al SMI (la línea verde de puntos). Dicho de otro modo, si creyemos que es justo o necesario que las personas tengan, después de impuestos, una cantidad igual al SMI para cubrir sus gastos básicos, quedarían «libres» 63.347 millones de € que o bien se destinan ahorrar o a otros consumos o bien el Estado podría incorporar a su presupuesto. El ejercicio no se trata tanto de decir si esa cantidad es o no justa, sino hasta cuánto puede aumentar la presión fiscal vía IRPF:

    • apretando al máximo al contribuyente, se recaudaría un máximo de 63 mil millones de euros al año, no más. Este es un dato correcto al menos en lo que a órdenes de magnitud se refiere, y marca los límites (extremos) del impuesto sobre la renta de las personas físicas.

    Por último, el área gris es un segundo ejercicio de política-económica-ficcion: es el área de dinero que queda «libre» después de repetir el ejercicio anterior pero tomando como cantidad de referencia el doble del SMI. Es decir, aplicamos el IRPF, descontamos dos veces el SMI (un SMI para vivir, otro para otros gastos «no básicos»), y vemos cuánto dinero queda: 18.994 millones de euros.

    Algunas reflexiones sobre redistribución, cuánto pueden pagar ricos y pobres

    La primera reflexión es ver claramente donde la línea verde llega a cero, es decir, cuál es el punto de corte entre quienes tienen para llegar a final de mes y quienes no (contando la cantidad arbitraria de un salario mínimo neto o 8.400€ netos para vivienda, comida y roda). Hay aproximadamente un 40% de la población que, después de impuestos, se quedan con menos del SMI neto para vivir. Eso nos marca una clara línea de exclusión social.

    • Hay un 60% de contribuyentes (además de los que no contribuyen, claro, p.ej. por haber agotado el paro) que, pagados los impuestos y pagados los gastos de cada día, todavía tiene ahorros para algo más.
    • Hay un 40% que vive al límite o casi. Cualquier variación en los servicios públicos o en la tributación (incluída la indirecta) se los puede llevar por delante.

    El 90% de la población (rentas por debajo de 40.000 € brutos/año) «ahorrará» en el mejor de los casos un máximo de 10.000 euros al año (descontados los gastos básicos anteriores), con los que se permitiría vacaciones, cambiarse el coche, pagar la universidad o los libros del cole, etc. O una operación de miopía (2.000€) o pagar la guardería un año entero (4.000€) o la matrícula de la universidad (1.500€). Eso en el mejor de los casos, por supuesto.

    • Un incremento en el coste de los servicios públicos fundamentales (salud, educación, justicia) para el ciudadano ponen en aprietos al 50% de la población que gana entre 12.000 y 40.000€ y expulsan, directamente, a otro 40% que gana menos de 12.000. Para un 50%, dependerá de su sueldo el apretarse más o menos el cinturón. Para un 40%, simplemente, no será una opción.
    • Para que quede claro: hay un 40% (5,5 millones, a añadir quienes ni tan solo hacen la declaración y los familiares de todos ellos) de personas que difícilmente ahorran a final de mes y subir matrículas o costes sanitarios significará que no los van a usar.

    A menudo se habla de fijar un salario máximo universal, tanto en aras de la justicia social como, también, evitar que quién más tiene más pueda influir en política. Esto tiene sus límites. Según nuestro ejemplo (arbitrario, con sesgos, etc. pero orientativo) fijar un salario máximo cerca de los 40.000 € brutos anuales para todos los contribuyentes españoles aportaría al Estado cerca de 18.994 millones de euros. No es una cantidad pequeña, pero es «solamente» un 7% del total declarado en 2008. La conclusión es que se puede gravar más a los ricos, pero no es la solución a todos los problemas de los presupuestos.

    No obstante, dentro de esos 18.994 millones de euros sigue habiendo mucho margen. Si no para todo, sí para mucho:

    • Incrementar la presión fiscal una media del 5% al 10% más rico sería suficiente para cubrir los recortes propuestos para educación y sanidad juntas. Y todavía sobraría dinero.
    • Es simplemente inexplicable que se prefiera no aumentar la presión fiscal al 10% más rico que perjudicar al 90% restante.
    • Es simplemente inaudito que se prefiera no aumentar la presión fiscal al 10% más rico que llevarse por delante al 40% más pobre que muy probablemente no podrá soportar la parcial privatización de servicios como la educación y la sanidad públicas así como otros muchos recortes.
    • (también da que pensar sobre el sentido de voto de muchos millones de personas y sobre si son conscientes de que apedrean su propio tejado, pero eso es otra historia)

    Tres comentarios (y medio) a modo de cierre.

    El primero — y siempre teniendo en cuenta lo grosero, limitado y arbitrario de algunos números aquí sugeridos — es que hay un 40% de la población que mide (o debería medir) los gastos al milímetro. Y que cualquier desvío en ingresos o gastos significa no llegar a final de mes. Para un 50%, un desvío de ingresos o gastos es ajustar pautas de consumo: quedarse sin vacaciones o cambiar el coche. O aplazar una operación que no entra por el seguro (si es aplazable…). Para un 10%, un desvío de ingresos o gastos es prescindir de este lujo o de aquel. A grandes rasgos, esta es la realidad y hay poco margen de discusión al respecto. Que el rico merece o no el lujo que se permite, esa es otra cuestión que cada uno debe juzgar. Pero hay un 10% que se permite lujos, un 50% que se permite un que otro gasto para vivir un poco mejor, y un 40% cuyo objetivo es no caer en el hoyo.

    El segundo comentario es sobre qué debe hacerse con ese 40% que vive al límite. La primera reflexión es si debe haber un cierto grado de solidaridad para con ese grupo de personas. La segunda es si, incluso actuando desde el puro egoísmo, quienes viven mejor están interesados en invertir en el bienestar de los más pobres: los datos que dicen que sale más a cuenta, en términos económicos, invertir en educación y sanidad que en policías, juzgados o cárceles son abrumadores; y también la democracia se ve mejorada, lo que redunda en lo anterior. Y una tercera reflexión, relacionada con el velo de la ignorancia de John Rawls: uno no sabe en qué grupo va a acabar según se tornen las cosas.

    El tercer comentario es que el IRPF no es un chicle infinito. Por mucha redistribución que haya, o se afecta sobre la estructura de la economía, o los cambios intra-estructurales darán pronto con su límite natural. Dicho de otro modo: o se agranda el pastel, o lo que se puede repartir no será más de lo que hay.

    Medio comentario: los 23.500 millones de euros que se requieren para el rescate de Bankia no se pagarían ni fijando un salario máximo de 40.000 € brutos para todos los españoles, o el equivalente a subir 15 puntos el IRPF al 10% más rico. El problema, ahí, no es que el IRPF no dé para más: es que 23.500 millones son una barbaridad, en concreto cerca de una quinta parte del total que recaudó el impuesto en 2008. Para pensar.

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  • 15MpaRato: Wikileaks proactivo, justicia de masas o linchamiento virtual

    Esta mañana a las 11:00 se ha lanzado oficialmente la campaña 15MpaRato, cuyo triple objetivo es:

    1. Recopilar informaciones sobre Rodrigo Rato.
    2. Hacer que a Rodrigo Rato le resulte insoportable vivir en España, forzando su exilio.
    3. Que Rodrigo Rato sea condenado por la evidencia de las pruebas presentadas en el caso de que dichas pruebas confirmen un comportamiento delictivo.

    Se plantean, a bote pronto, tres reflexiones rápidas pero no por ello triviales.

    La primera reflexión es que 15MpaRato supone un giro hacia la proactividad en la búsqueda y difusión de información confidencial. Es decir, se hace una llamada explícita a hacer acopio de información sobre (en este caso) una persona física, en lugar de lo que, por ejemplo, realizaba Wikileaks cuyo modus operandi era de carácter más reactivo: recibía una información y, después, decidía cuándo y cómo difundirla. Aquí es al contrario: se fija el objetivo y se hace todo lo posible para recabar la información.

    La segunda reflexión es que, como ocurre en tantas otras iniciativas iniciadas en una red virtual, de naturaleza colaborativa y distribuida, 15MpaRato supone llevar al terreno de la lógica de redes, de la lógica hacker, la carga de la prueba de un caso de derecho penal. Esto no es nuevo en el fondo (las llamadas a la población a «colaborar» son tan antiguas como el delito mismo) pero sí lo es en gran medida en las formas: como empieza a ser costumbre en los movimientos sociales descentralizados, a pesar de ser ahora identificable el movimiento con Mini-Leaks, es fácil que pronto no haya cabeza visible y, a medida que pasen las horas y los días, no haya cabeza alguna. Varios medios reproducen ya la noticia, las afiliaciones y ramificaciones se reproducen de forma geométrica, y cuánto más se imbriquen con otras redes y movimientos, será difícil identificar el liderazgo con una o varias personas. Sin cabeza, también se perderá el control del mensaje. Esto no es ni bueno ni malo, es así, y esta es la esencia de la reflexión: hasta en materia de derechos y delitos, tenemos ya ejemplos de movimientos en red cuya forma y fondo variarán en función de la composición de la misma.

    La tercera reflexión es que 15MpaRato parte de la presunción de culpabilidad y el juego al equívoco entre juicio moral y responsabilidad penal. El hartazgo con la impunidad de una gran minoría no debería ser coartada para no cuidar las formas y para transitar por la delgada línea que separa el pedir justicia con el linchamiento público. Y pedir justicia en lo penal difiere completamente también de llevar a cabo un juicio — y sentencia — político. Es posible que Rodrigo Rato deba depurar determinadas responsabilidades en su desempeño de uno o varios cargos públicos. Y es incluso posible que Rodrigo Rato haya cometido delitos por los cuales deba responder ante la justicia. Pero en 15MpaRato no queda claro (o no me queda claro a mí) si se pretende un juicio de valores o un juicio por violar la Ley. O ambas. O ninguna, y solamente se pide el oprobio y el destierro moral y físico.

    Pero si se quiere justicia, las formas son fundamentales. Y la iniciativa 15MpaRato hace malabares con ellas.

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