Reaprender a leer

Una de las defensas que habitualmente esgrimen aquellos que denostan o ignoran blogs, twitters y otras plataformas de tipo participativo es que «hay que leer demasiado» o no tienen tiempo para leer «tanto». Aunque en muchos casos el argumento debe estar más que justificado, en muchos otros suele esconder dos deficiencias.

La primera, que se mueve entre la desidia y el cinismo, es que, en realidad, no se lee ni pizca o se hace de una forma manifiestamente deficiente. Así, todo lo que sea leer siempre será demasiado. En profesiones donde, simplificando mucho, el trabajo se reduce a procesar para enriquecer información — periodistas, profesores, investigadores, políticos… — El límite de lo que se lee debería ser el total de tiempo de que se dispone, no la falta de voluntad. Cuando alguien dice que esto de los blogs le obliga a leer, uno debe preguntarse cuánto debe leer el interlocutor en general y, según la respuesta, que narices se cree que es el trabajo de ________________ (rellenar con una profesión que haga uso intensivo del conocimiento).

La segunda es que han hecho obras en la Biblioteca de Borges, la han ampliado, han cambiado la puerta de lugar, y muchos ni se han dado cuenta. Lorenzo Gomis nos advertía que los interesados producen y suministran los hechos pero los medios en general o bien caían en la trampa o ya les iba bien seguir el juego a los «interesados». Era, claro, una visión negativa de la cuestión. Pero el hecho es que ahora estos interesados ya no son, por ejemplo, los partidos políticos y su propaganda, sino que de interesados somos todos desde el momento que podemos decir la nuestra en un blog, por Twitter, en Facebook o mil otros lugares más. No parece, sin embargo, que poner la oreja para escuchar los «interesados» tenga ningún tipo de interés.

A menudo el argumento es que contra el arrebato de la inmediatez, la pausa de la reflexión. Pero mientras algunos hechos piden trabajo de hemeroteca y años de estudiar una cuestión, otros piden tener orejas y cintura. Nos lo explica, por ejemplo, Rafael Luján, director de BTVNotícies.cat, sobre la nevada del 8 de marzo de 2010 (vídeo más abajo).

Se hace necesario — y de forma urgente —, ante todo, admitir que todo el mundo puede generar una noticia. No generarse en el sentido de ser aplastado por un globo aerostático en la Plana de Vic: generarla en el sentido de estar allí para fotografiarlo con el móvil y subirlo a Internet desde allí mismo, comentar la jugada por Twitter y escribir una soflama en el blog culpando del incidente a la inmigración sin papeles. Segundo, hay que saber que, como el agua, la información ha encontrado nuevas vías por donde filtrarse al público. Como el agua, las noticias has sabido colarse entre los diques con que partidos y medios (afines a los primeros) habían emparedado el río de la información.

Si antes los periodistas eran zahoríes que tenían que encontrar lo que era relevante, ahora son mineros con embudo y cedazo: ya sabemos dónde está el oro y «sólo» hay que separar de la arena y la pirita.

Si no veis el vídeo, por favor visitad http://ictlogy.net/sociedadred?p=141
Entrada originalmente publicada el 19 de Abril de 2010, bajo el título Reaprendre a llegir en Reflexions sobre periodisme, comunicació i cultura (blog de ESCACC, Fundació Espai Català de Cultura i Comunicació). Todos los artículos publicados en este blog pueden consultarse allí en catalán o aquí en castellano.

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