Dice Bill Gates que la censura de Internet en China es muy limitada (también en El País. Después añade que Internet es un vector de libertad y democratización y que, si no acatas las normas, te arriesgas a ser expulsado (comercialmente, en su caso) del país.
Bien, eso son dos afirmaciones que hay que tomar por separado.
La primera es, simple y llanamente, falsa. De tan falsa, es vergonzante para Bill Gates el haberla pronunciado.
La libertad de expresión en general, y en concreto por Internet, está no solamente censurada sino perseguida y castigada en China. Hao Wu, Zeng Jinyan, Hu Jia son ejemplos de lo que se ocurre en China con la libertad de expresión, libertad política y otros derechos humanos. Global Voices calcula que 34 bloggers han sido arrestados o intimidados en China; OpenNet cualifica el control chino sobre Internet como “sustancial” (con lindezas como el “Great Firewall of China”); la prestigiosa Freedom House define a China como “no libre” en términos digitales; sabemos de la existencia del Firewall de China; sabemos también de acciones de contraactivismo poco éticas y con consecuencias violentas por parte del Gobierno Chino, etc. Y esto sin ser exhaustivos. En definitiva, un desastre en materia de derechos humanos.
Probablemente el Bill Gates quería enfatizar la segunda parte de su afirmación: hay que estar ahí para luchar desde dentro — le concederemos el beneficio de la duda. Afirma Bill Gates que Internet trae más libertad — estoy de acuerdo — y que o juegas al juego del Gobierno o te vas (o te echan). Ahí no lo tengo tan claro y seguramente habrá opiniones para todos.
Recuerdo una conversación parecida con mi compañero (entonces jefe) Joan Fuster. Hablábamos de la guerra de Bosnia y de cómo el Cruz Roja había callado al descubrir que había claros indicios de genocidio por parte del bando Serbio. La caballería se le vino encima a la Cruz Roja cuando la información se hizo pública, y la organización se escudó tras sus Principios Fundamentales, especialmente el de la neutralidad. Esta neutralidad, decían (y es verdad) había permitido a la Cruz Roja o la Media Luna Roja ser, a menudo, la única organización autorizada a prestar ayuda humanitaria, especialmente en conflictos armados. Sin embargo, la pregunta del millón era, ¿cuánta gente murió en los genocidios que, a lo mejor, se habría salvado con una denuncia a tiempo?
Las declaraciones de Gates, aunque en mi opinión tremendamente desafortunadas y con alto riesgo de ser sesgadas por intereses económicos, nos plantean una disyuntiva parecida: ¿qué deberían hacer Google o Microsoft? Si se quedan, podrán probablemente contribuir a «luchar contra el sistema desde dentro». Si se van, contribuirán con sus acciones a poner sobre la mesa, una vez más, la censura (y represión por todos bandos) del gobierno Chino.
¿Qué hacer?…
Como decíamos ayer…: Ciberataque contra cinco sitios chinos que defienden los Derechos Humanos
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