La penúltima divergencia entre la política y la inteligencia, entre la política y la realidad, ha tenido lugar esta vez (de nuevo) en la Comunidad Valenciana. Resulta que el artículo sexto del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana reza La lengua propia de la Comunitat Valenciana es el valenciano
. Resulta que, por otra parte, en el nuevo Diccionari Normatiu Valencià que la Acadèmia Valenciana de la Llengua tenía previsto presentar hoy, equipara el valenciano con el catalán con lo que, por construcción, viene a afirmar que en Valencia se habla valenciano. O catalán. Tanto monta. El Presidente Fabra ha esgrimido (casi literalmente) el Estatuto contra el Diccionario. Y se ha cancelado (por otros motivos, dicen) el acto de presentación de la obra.
Para que se haga uno la idea del despropósito, sería como denunciar al Diccionario de la Real Academia Española por insinuar que en Aragón se habla castellano. Habráse visto semejante desfachatez: ¿desde cuándo las Castillas se prolongan al este del Moncayo? Todo el mundo sabe que en Aragón se habla español. Y LAPAO, que como es bien sabido por todos, tampoco es catalán.
Aunque, visto lo visto, lo que uno más lamenta es la poca ambición geoestratégica de quienes pusieron en negro sobre blanco el anteriormente mencionado Estatut.
De haber sido mejores estadistas habrían decretado, por ejemplo, la Comunitat Valenciana una potencia nuclear. No importaría que físicos de todo el mundo denunciaran la falta de uranio o plutonio en la comunidad, o tan siquiera una miserable garrafa de agua pesada con la que elaborar los combustibles necesarios para la más elemental de las fisiones. Bastaría con meterlos en la cárcel y gritar como unos energúmenos que el Estatut dice que Valencia es potencia nuclear para poner a Catalunya y sus ponzoñosos sediciosos de rodillas. Con un poco de suerte la radiación llegaría a Castellón, sede de la Jaume I, repleta de conspiradores intelectuales.
Pensando en positivo, también podrían haber decretado la Comunitat Valenciana como libre de cáncer, VIH, malaria y otras pandemias que asolan al planeta. En un momento de vacas flacas del ladrillo, la Comunitat estaría haciendo su agosto haciendo palidecer de envidia a la más sanadora de las Lourdes. Ríanse de las peregrinaciones a La Meca. Sana, sana, Estatuto de Comunitat Valenciana.
No sé de qué nos sorprendemos. A estas alturas ya no debería extrañarnos que unos políticos que han nombrado, controlado, subyugado o comprado tribunales, bancos, parlamentos o medios de comunicación vayan a amedrentarse ante una academia de mierda.
Lo que no deja de ser una insoportable injerencia a los que todavía tenemos en estima usar las neuronas para algo más que contar los puntos de la Liga. La próxima vez que digan tenemos los gobernantes que nos merecemos
, por favor, hablen por ustedes. Yo soy un superdotado y merezco más, mucho más. Con solamente dos progenitores tengo cuatro lenguas maternas: ahí es nada.