SociedadRed

Nuevos contenidos y nuevas plataformas de aprendizaje

En una entrevista a Jaron Lanier, el autor del (muy) interesante You are not a gadget afirmaba estar sorprendido por el todavía elevado nivel de pasividad de las personas en Internet, así como con las tecnología digitales en general.

Según Lanier, los grandes medios de comunicación de masas, por su particular construcción, habían alienado a los ciudadanos como creadores y los habían convertido en espectadores. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación, con su enorme versatilidad y bajísimo coste (tanto de acceso a las infraestructuras como, relativamente, en materia de curva de aprendizaje para manejarlas), deberían ser un revulsivo creativo y comunicativo que vendría a dar la vuelta al panorama pre-digital de la televisión, la radio o la prensa impresa. Sin embargo, y a pesar de la innegable revolución de la Web 2.0, en la mayoría de los casos hemos cambiado una pantalla por otra pero para darle usos similares.

En un entorno educativo es bien cierto que se habla más de interactividad que de creatividad, y la diferencia no es trivial.

Históricamente, aprender haciendo siempre ha salido muy caro. A veces, por los materiales: esculpir un David de mármol es una tarea que deja poco lugar a las rectificaciones. A veces, por el tiempo: manejar una base de datos con miles de registros en papel y calcular los estadísticos básicos a mano acarrea horas y horas de cálculos. A veces, por los riesgos: ¿cuantas bajas cuenta la historia de la aviación? Y, sin embargo, parece haber consenso que es en ese aprender haciendo que mejor se aprende, especialmente si a ello le añadimos el explicar cómo se hacen las cosas.

Las tecnologías digitales, en los ámbitos intensivos en conocimiento (como la docencia y el aprendizaje) han acabado con el coste de construir, de probar, de intentar, de simular, de equivocarse. En su Carta a los editores de libros de texto, Jordi Adell expone por qué el libro de texto, como un objeto cerrado e inmutable, entra en contradicción con una sociedad (y una escuela) digital donde los contenidos se crean, se transforman y se destruyen constantemente.

En una línea argumental parecida, el equipo asesor detrás del Informe Horizon: Edición Iberoamericana 2010 identifica seis grandes tendencias a vigilar en el futuro de la educación:

  1. Entornos colaborativos.
  2. Medios sociales.
  3. Contenido abierto.
  4. Móviles.
  5. Realidad aumentada.
  6. Web semántica.

De estos seis, dos de ellos (3, 6) están estrechamente relacionados con la apertura de los contenidos, otros dos (1, 2) con la colaboración en la creación y el co-aprendizaje, y otros dos (4, 5) con nuevas plataformas y espacios educativos.

No se trata solamente, pues, de que sea posible una desinstitucionalización de la educación para recuperar la atención al aprendiz, el aprendizaje no «industrializado»; ni tampoco que sea posible capitalizar el aprendizaje que tiene lugar fuera de los canales formales: la cuestión es que ya es técnicamente posible… aunque el camino que queda por recorrer (el querer hacerlo, el ponerse de acuerdo) es el más complicado.

Iniciativas como las que se presentarán en el Open content studio, el Video Lab, el Wikimedia lounge o el Local learning incubator del Mozilla Drumbeat Festival pueden ser más o menos replicables, más o menos representativas, pero sin duda apuntan en una misma dirección: que el cambio es posible y que, además, está sucediendo.

Esta entrada pertenece al un ciclo de entradas alrededor del Mozilla Drumbeat Festival que tendrá lugar en Barcelona del 3 al 5 de noviembre de 2010:

Escriben también sobre el tema:

Comparte:

Salir de la versión móvil