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La educación os hará libres: la diferencia entre education y training

Hace unos meses, en un foro de educadores — soy incapaz de recordar dónde y con quién, aunque sí recuerdo que era de ámbito internacional, como puede deducirse a continuación — andábamos mareando la perdiz tratando de dirimir la diferencia entre education y training. En castellano estas palabras suelen traducirse ambas por educación, aunque la segunda a veces también recibe los sinónimos de formación o capacitación, que en ningún caso añaden el sentido de «práctica» que tiene un training.

Uno de los participantes — por algún motivo tengo en mente a Graham Attwell, pero bien podría haber sido otro, así es mi mala memoria — zanjó el asunto con un categórico:

¿Tú qué quieres que tu hija haga en la escuela, sexual education o sexual training?

A la carcajada siguió un asentimiento global: estaba meridianamente clara la diferencia entre ambos conceptos, quedando manifiesto el carácter «informativo» o «teórico» de education frente al absolutamente «práctico» o «aplicado» de training.

Dice San Juan (8,32) que veritas liberabit vos, a saber, que la verdad (n)os hará libres. No me atrevería a afirmar que la educación sexual sea la Verdad, pero sí que se compone de pequeñas verdades que ayudan a:

Como todo el mundo, yo también tengo una opinión de cuán lejos debería llegar la educación sexual en las escuelas, a medio camino entre no enseñar «nada» y enseñar «todo» (ciertamente más cerca del «todo», pero no es este el punto de esta entrada).

Lo que sí sé es que la educación sexual que se da hoy en día en las escuelas no es sexual training. Mucha o poca, demasiada o demasiado poca, lo que se da en las escuelas es información, no práctica. La educación sexual ni promueve la homosexualidad (dejemos al margen si puede promoverse algo como la homosexualidad o la heterosexualidad…), ni la masturbación, ni la felación, ni el aborto, ni el sexo libre, ni los tríos, ni las orgías multitudinarias — menos la homosexualidad, el resto sí lo encontramos en los mítines y ruedas de prensa de políticos y partidos, mireusté. La información jamás impone, obliga, fomenta, promueve, alienta, anima. La información libera. Y lo que haga canda uno con ella, asunto suyo es.

Si queremos tener un debate sereno y, sobre todo, que lleve a alguna parte, deberíamos evitar mezclar realidad y ficción. A continuación, dos cortos sobre el tema. Respeto el derecho de sus autores a expresar su opinión, aunque desearía que (a) hubiese cierta reciprocidad y (b) se hiciese más honor a la verdad de los hechos.

Lo que peor me sabe de todo esto es que, habiendo tanto desmadre sexual en las instituciones educativas, yo sea profesor de una universidad virtual, donde todo nos lo hacemos en casa y por Internet. Una pena.

 

Si no puedes ver el vídeo, por favor visita http://ictlogy.net/sociedadred/?p=165

 

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