En metalurgia, la escoria son las impurezas del metal que, una vez fundido y refundido, quedan aparte del lingote limpio y reluciente, listas para ser tiradas a la basura — o para ser destinadas a usos menores o marginales al proceso que importa.
Cualquier democracia tiene también tiene sus escorias. Hay quien participa de la política para gestionar y mejorar la vida de la polis y quién tiene usos menores o marginales dentro del proceso, impurezas que hay que eliminar.
El problema es que a menudo se hace difícil distinguir unos de otros (especialmente cuando la subversión de las proporciones hace repensar los conceptos de menor o marginal). En un mundo donde la información es escasa y dosificada a conveniencia, requiere a menudo un esfuerzo titánico separar el grano de la paja. Siguiendo con los símiles de Física y Química de bachillerato, nos intentan convencer de que todos son carbono, mientras la realidad es que la composición interna de los unos los convierte en diamantes para la sociedad, y la composición interna de los demás les hace ser carbón del que traen los Reyes Magos (a los votantes).
Estos son tiempos, sin embargo, de abundancia de información, de luz, de comunicación. Estos son tiempos, sin embargo, que nos permiten:
- Ver, aunque fuese en papel y no estuviésemos allí para recogerlo con repugnancia, después relativice hasta la náusea , que efectivamente la Sra. Sánchez-Camacho participaba alegremente de la fiesta xenófoba.
- Constatar que, por suerte, no todo el mundo piensa así, que existe por ejemplo la plataforma Badalona Som Totes i Tots [Badalona Somos Todas y Todos] que trabaja para la integración (y no la desintegración) de la ciudadanía.
- Ser notificados que la plataforma Badalona Som Totes i Tots participa en pleno municipal de Badalona el día 27 de abril de 2010.
- Darnos cuenta, por fin, de lo que diferencia metal precioso de escoria, de lo que diferencia el diamante del carbón (que los Reyes Magos traen a los votantes).
Cuando toda una sociedad se convierte en luz y taquígrafos, incluso dentro de un pleno municipal, ya no vale nadar y guardar la ropa.
Hace unos días un amigo me comentaba que estaba flirteando con un partido político cuya ideología repugna a su padre. Yo pensaba que era vox populi e hice un comentario ante ambos. Momentos después mi amigo me reprendía por levantar la liebre ante su padre.
Siempre matamos al mensajero: es más fácil que responsabilizarse de las propias acciones. Pero sinceramente espero que pronto habrá tantos mensajeros a matar que no se dará abasto, y aunque sea a regañadientes, se tendrá que acabar dando la cara.