La semana pasada me entrevistó Raúl Cosano para el Diari de Tarragona a raíz de la noticia de que El 27% de municipios incumple la ley por no rendir cuentas a tiempo.
Estuvimos charlando un buen rato y lo que sigue es la entrevista que se publicó el pasado domingo 5 de enero de 2014. Agradezco a Raúl las buenas preguntas, que me obligaron a poner en orden algunas ideas :) Algunas afirmaciones han quedado algo categóricas por la necesidad de abreviar.
NOTA 09/01/2014 20:12:
Como puede leerse en los comentarios, he tenido un intercambio de pareceres con Jordi Graells, responsable de Contenidos e Innovación en la Dirección General de Atención Ciudadana y Difusión de la Generalitat de Catalunya. Creo que el intercambio ha sido muy rico y se han aclarado algunos puntos de desencuentro.
No obstante no quiero dejar de decir que la entrevista que sigue, así como en general mis observaciones respecto a la Administración, suelen centrarse en quién pone las cosas difíciles y no en quién trabaja para que las cosas sucedan. Esta posición creo que quedó clara cuando expliqué por qué iba a ir a la presentación de la (muy criticada) web del Senado así como las reflexiones que salieron de dicha comparecencia y la necesidad de tender puentes entre distintas aproximaciones a la abertura de la Administración.
Por último, considero que es muy saludable criticar las instituciones de la democracia sin que por ello debamos entender que criticamos su función o a las personas que trabajan en ellas. Y es en este sentido que emito los juicios (personales) que siguen a continuación.
Dicho lo cual, pido disculpas a Jordi Graells y a su equipo si se han sentido atacados tanto a nivel personal como a nivel profesional: nada más lejos de mi intención. Como le comentaba a él personalmente, mi reflexión va más dirigida hacia aquellos que toman decisiones que no hacia aquellos que las ejecutan, por mucho que es cierto que los ejecutores, si son buenos, también son propositivos y toman decisiones en su quehacer diario.
NOTA 13/01/2014 12:44:
El resultado «final» de este apunte: reunión en la Dirección General de Atención Ciudadana el próximo 30 de enero de 2014 para hablar de los puntos fuertes, débiles y hoja de ruta del Portal de Transparencia de la Generalitat de Catalunya. Gracias por escuchar y darme la oportunidad de explicarme :)
La ley de transparencia es de las peores del mundo
¿Vamos en la buena dirección en cuestión de transparencia?
No, no lo creo. No estamos mejorando. La nueva ley de transparencia nace caducada, es muy floja y da una coartada a los que no quieren ser transparentes. Es una ley muy mala que permite a los que la han hecho decir que han cumplido. Deslegitima las peticiones para pedir más y agota el debate. Es de las peores leyes del mundo.
¿No mejora lo que había?
Es más que no tener una ley, claro, pero objetivamente es muy poco ambiciosa y cierra el debate, nos estanca. Es igual que la ley de la dación en pago. ¿Estamos mejor ahora que antes? No. El recorrido parlamentario se agotó.
¿Se ha progresado al menos en términos de mentalidad?
Es verdad que en los últimos dos o tres años ha habido una presión muy grande hacia las administraciones. Se está creando un sustrato o un estado de opinión para que las administraciones se abran. Los casos de corrupción también han puesto el tema sobre la mesa y hay más gente concienciada, pero no hay nada más, más allá de ejemplos puntuales.
¿Para aparentar?
Son ejemplos de cara a la galería. El portal de transparencia de la Generalitat es muy deficiente, igual que lo que hacen los ayuntamientos, pero no vayamos al origen, sino al destino: ¿Qué puede hacer el ciudadano sobre esos datos? ¿Y de qué forma?
Un ejemplo interesante es la web del Congreso. Es antigua pero ha hecho un esfuerzo grande de pasar a lenguaje XML. Se puede trabajar de forma automatizada, para que se presente de forma visual.
Y ahora vamos al tema de la calidad. Que pongan los datos está bien, pero luego cuesta mucho encontrar esta información. Los concursos, por ejemplo, sí están publicitados pero saber cuánto dinero ha ingresado una empresa de todas las administraciones de España es complicado, cuando a nivel tecnológico se puede hacer con un solo clic. Eso sería transparencia.
¿Qué tiene que cambiar?
Fundamentalmente, dos conceptos. Los gobiernos creen que la información es suya, y no: es del ciudadano. El gobierno es un mero intermediario que usa los datos para gestionar la cosa pública. Eso es muy importante tenerlo en mente. Ese señor que coge los datos del ciudadano y los usa para tomar decisiones está de prestado. A veces parece que los datos sean del gobierno, que tiene a bien compartirlos contigo.
Es una mentalidad antigua.
Hay que cambiar la perspectiva. Si antes el ciudadano no tenía esos datos es porque era carísimo, era insostenible enviar los datos a todo el mundo. Ahora, con Internet, todo está mucho más claro.
¿Dónde más hay que mejorar?
La segunda cuestión es ver qué está abierto y qué cerrado. Antes tenía sentido que los datos fueran cerrados por el coste de enviar un papel. Esa perspectiva de ‘por defecto es cerrado’ y si alguien lo pide, lo abro, ahora tiene que ser al revés, aprovechando la digitalización: todo es abierto y lo que no se puede saber, se protege. Por defecto, todo es abierto y después cierras. Y si el problema es la protección de datos, se pueden anonimizar. No hace falta saber los nombres.