El Parlament 2.0 del President Ernest Benach

Ernest Benach (Esquerra Republicana de Catalunya) ha sido presidente del Parlament de Catalunya las dos últimas legislaturas, las del Tripartit. Aunque los resultados electorales de su formación ya daban a pensar que no renovaría en el cargo, ayer anunciaba, tanto en su blog personal como en el blog del President del Parlament que sale de la política de primera línea, lo que entre otras cosas significa que no recogerá su acta de diputado.

No puedo sino compartir la elegía que sobre la neutralidad y ecuanimidad de Benach le dedica José Antonio Donaire, aunque este ex-diputado habla, por supuesto, con más conocimiento de causa que yo al haberse sentado él mismo en el hemiciclo catalán al mismo tiempo que Benach lo presidía.

Es tanto lo que me separa de Benach en las ideas políticas como lo que nos une en la forma de entender la Democracia (con mayúsculas), especialmente en este nuevo marco que nos proporciona la Sociedad de la Información. La política, la cosa pública, la acción ciudadana, el poder de todos no es tal si no es abierto, transparente, participativo, nivelador de las desigualdades a la hora de exponer las ideas.

Hace un tiempo alguien me comentaba: te gusta Benach porque es 2.0, como tú. Efectivamente, así es. Así es si por «2.0» entendemos no algo tecnológico, sino el paso de un uso (¿consumo?) pasivo, como meros receptores, de la cultura, de las noticias, de la información, de la política… a un uso (¿disfrute?) activo, como constructores, de esa misma cultura, de lo que sucede, de la difusión del conocimiento, del ejercicio de la ciudadanía.

En mi vida me he sentado a colaborar con personas y organizaciones de todo color político. Con los «míos» (cuando los tenía), y con aquellos a los que jamás he tenido la intención de votar. Y lo he hecho para nivelar el terreno de juego, porque la democracia es sobre cómo se discute y no sobre qué, porque la política consiste en caminar juntos y no en llegar solos. Por norma general la gente no entiende que uno ayude al «contrario», que comente sus ideas, o que incluso comprenda sus visiones opuestas a las de uno (aunque no las comparta).

Es en lo que comento en este último párrafo en lo que me identifico con Ernest Benach: no importa que no estemos de acuerdo si, en el intento de llegar a algún lugar, hacemos medio camino juntos.

Durante estas dos últimas legislaturas como President del Parlament de Catalunya, Ernest Benach ha llevado este ideario a la práctica y lo ha materializado en el Parlament 2.0, una invitación a la cámara a hablar, por los descosidos, entre ellos, con los ciudadanos, a compartir, a disfrutar de la política.

Mientras los círculos más críticos con la democracia directa, la deliberativa o la participativa — con los que comparto muchas dudas, dicho sea de paso — afirman que Parlament 2.0 (y el open government y…) no es sino droga para los yonquis políticos pero no llega al ciudadano de a pie, la realidad es que la droga de Parlament 2.0 se ha vendido en todas las esquinas y ha conseguido enganchar a muchos. Puede que sigan siendo pocos, pero son más que antes.

Quiero agradecer a Ernest Benach el atisbo de esperanza en la política que su trabajo ha supuesto para algunos; el no dejarse contaminar por el deplorable ejemplo de otros parlamentos, senados, diputaciones y ayuntamientos que tanto abundan entre nuestros (supuestos) representantes políticos; el devolver la política a la ciudadanía, lugar del que nunca debería salir.

También, desearía pedirle al próximo pleno del Parlament que elija un presidente continuista con el trabajo de Benach, incluso más osado, ahora que las bases están bien fijadas.

Moltes gràcies President.

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