EduCAT 2.0 o cómo dar dos pasos atrás

La consellera d’educació Irene Rigau acaba de anunciar el plan EduCAT 2.0 que vendrá a substituir el EduCAT 1×1. A grandes rasgos — y con la poca información disponible por ahora — el nuevo plan revierte la tendencia de centrarse en el aprendizaje para volver a un modelo centrado en la enseñanza.

Cuando se anunció el parón del EduCAT 1×1 me mostré cauteloso: sin saber todavía si era un paso hacia atrás para deshacer lo andado o uno en diagonal para cambiar de modelo pero seguir avanzando, en mi opinión había motivos suficientes para replantearse un proyecto de modernización de la educación que asignaba los escasos recursos a las máquinas y no a los docentes. Mientras lo deseable sería poder hacer ambas cosas, ante los recortes del Departament d’Ensenyament, yo proponía abandonar la inversión en infraestructuras para concentrarse en la transformación (radical) de la metodología.

Ante las últimas declaraciones de Irene Rigau, no puedo sino oponerme, y de forma vehemente, a lo que se plantea. Simplificando, había dos motivos por los cuales se cerraba el EduCAT 1×1: falta de recursos y necesidad de cambiar el modelo. Con el nuevo anuncio, parece que los recursos que se destinarán son aproximadamente los mismos, con lo que solamente queda el cambio de modelo. ¿Cuál es ese modelo?

Con el nuevo EduCAT 2.0 los ordenadores se quedan (físicamente) en la escuela y se refuerza la enseñanza con pizarra digital. 3 críticas al respecto:

La gran carencia del EduCAT 1×1 era la escasa dotación de recursos en el terreno de la formación de formadores y, sobre todo, a repensar el modelo educativo. Los ordenadores e Internet, mucho más allá de facilitar la realización de tareas o de encontrar información son, en realidad, herramientas que revolucionan el sistema educativo, el método de aprendizaje. Esta es la palabra clave: aprendizaje. Si el EduCAT 1×1 se podía criticar por apostar muy tímidamente por el aprendizaje, el EduCAT 2.0 supone una regresión por apostar de nuevo por la enseñanza. Las pizarras digitales o los ordenadores en las aulas son tranformadoras solamente en manos de innovadores; si no, no hacen sino perpetuar lo caduco pero a mayor coste. Y la innovación no puede dejarse en manos de la buena voluntad, hay que tener una estrategia y dotar recursos para poder llevarla a cabo. El EduCAT 2.0 parece tener un enorme vacío al respecto.

Relacionado con lo anterior, pero desde el punto de vista del que aprende, los ordenadores e Internet no son formas de tomar mejores apuntes o hacer los trabajos en un procesador y mandarlos por correo electrónico. Son herramientas transformadoras porque, en casa, rompen la barrera entre la educación formal y la no formal, echan abajo las paredes de la clase, acaban con la idea de que el conocimiento solamente se encuentra en la escuela o en la cabeza del profesor, crean redes de aprendizaje entre estudiantes, ponen al alcance de un clic todo el saber de la Humanidad. Si el ordenador se queda en la escuela, el agravio comparativo entre quien tiene ordenador en casa y quien no es abismal. Si no hubiese recursos diríamos que ya hay bibliotecas y telecentros donde los niños pueden ir a estudiar, y que no hace falta tener ordenador con Internet en casa. Pero si el Departament se va a gastar el mismo dinero, se me hace impensable que sea en el sentido de crear más y mayores desigualdades.

Por último, y relacionado con la brecha digital. Para muchas familias, el portátil en casa no es solamente el ordenador del niño, sino el ordenador de la familia. Esto quiere decir (y se ha estudiado) que tiene un impacto positivo en la alfabetización digital del resto de miembros (padres y, sobre todo, hermanos menores) así como en el incremento del uso para fines no educativos. Dicho de otro modo: el portátil en casa no solamente cierra la brecha digital de primer orden (el acceso físico a las infraestructuras) sino también la de segundo orden (competencia digital y uso). E insistimos en este punto con la cuestión anterior: si no hay recursos, entonces bibliotecas y telecentros. Pero si los hay (y los hay porque se van a comprar equipos), que el ordenador se quede en la escuela es hacer que ese ordenador rinda varios órdenes de magnitud por debajo de lo que podría, tanto económica como, ante todo, socialmente.

A mi modo de ver, con el EduCAT 2.0 se dan dos pasos atrás: económicamente, se pasa a un modelo cuya eficiencia es mucho menor que el anterior, ya que los mismos recursos van a rendir significativamente menos (desaprovechamiento de las inversiones, incremento de la desigualdad económica de las familias); socialmente, se pasa a un modelo cuya eficacia está más que cuestionada en el ámbito educativo como en el social (agotamiento del modelo de enseñanza, desaprovechamiento del poder capacitador de la tecnología).

Para saber más

Martínez, A. L., Díaz, D. & Alonso, S. (2009). Primer informe nacional de monitoreo y evaluación de impacto social del Plan Ceibal, 2009. Montevideo: Área de Monitoreo y Evaluación de Impacto Social del Plan Ceibal.

Cobo Romaní, C. & Moravec, J. W. (2011). Aprendizaje Invisible. Hacia una nueva ecología de la educación. Barcelona: Laboratori de mitjans interactius. Publicacions i edicions de la Universitat de Barcelona.

Peña-López, I. (Coord.) (2010). “Framing the Digital Divide in Higher Education”. En Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC), Monograph: Framing the Digital Divide in Higher Education, 7 (1). Monograph. Barcelona: UOC.

De este último monográfico, recomiendo especialmente:

Para pasar un rato

Otras entradas sobre el tema:

Y una charla reciente sobre la transición de la educación hacia el aprendizaje: De la enseñanza de las instituciones al aprendizaje de las personas.

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Irene Rigau y la contrarreforma del Escuela 2.0

Irene Rigau, la Consellera d’Ensenyament del nuevo gobierno catalán de Artur Mas, anunciaba esta semana que el proyecto eduCAT 1×1 — la implementación en Catalunya del proyecto Escuela 2.0 — va a ser cancelado. Habrá una serie de moratorias, paliativos y compensaciones pero, a grandes rasgos, el proyecto se cierra. ¿Los motivos? Ni hay presupuesto ni el proyecto arroja los dividendos educativos que de él se esperaban ni se cree que los vaya a arrojar en un futuro probable.


Entrevista de Irene Rigau en Els Matins de TV3 (en catalán)

He dado mi opinión sobre este proyecto en Contenidos digitales: fomento del producto, del productor o de la producción y, sobre todo, en el Monográfico sobre la brecha digital en la educación que tuve la suerte de editar y en el que contribuí con un artículo al respecto.

A grandes rasgos:

  • Los proyectos Escuela 2.0 y eduCAT 1×1 eran proyectos tecnológicos, no educativos. Más allá de repartir ordenadores, había poco más. Es cierto que el caso catalán es abismalmente mejor que el proyecto inicial del ministerio, y se intentó corregir la carencia de objetivos pedagógicos, pero
  • el presupuesto se lo llevó en su mayor parte la infraestructura, en menor medida unos contenidos digitales que, en mi opinión, no aportaban innovación educativa alguna, y calderilla para formación de formadores. Las familias quedaron fuera de la ecuación.
  • Hay ya bastante literatura científica que este tipo de proyectos de poner el ordenador en la escuela no solamente no funcionan sino que, en muchos casos, son perjudiciales, corroborando la llamada hipótesis de la brecha de conocimiento o knowledge gap: el ordenador multiplica sin distinguir, multiplica lo bueno y multiplica lo malo. Hay excepciones, como el uruguayo Plan Ceibal, pero ni este es perfecto (como se constata en sus honestos informes de seguimiento), ni el eduCAT 1×1 tiene un remoto parecido con él en su diseño.

En definitiva, por una parte, los proyectos deben ser educativos, no tecnológicos, con objetivos pedagógicos, docentes y de aprendizaje. Por otra parte, se demuestra que lo que es un vector de cambio es la innovación metodológica, y ahí la madre del cordero está en la formación de los docentes para que transformen el sistema con ayuda de las TIC, más que en la digitalización de los sistemas caducos.

Juan Antonio Donaire se lamenta en Fail Rigau de la decisión de la consellera. Coincido con él en las dudas sobre los motivos reales de la consellera para parar el proyecto, pero no coincido en los motivos para seguir con él. Vayamos primero a esto segundo.

La aportación marginal y el coste de oportunidad del eduCAT 1×1

Hay dos conceptos en el análisis de políticas públicas que son como el martillo al carpintero.

El beneficio marginal (o el coste marginal) de un proyecto es el beneficio que este aporta y que no se hubiese dado de ninguna forma sin este, es decir, que solamente es atribuible a este. Uno de los beneficios que se atribuyen al eduCAT 1×1 es que los profesores se han actualizado. Sin embargo, y con los presupuestos en la mano, la actualización de muchos profesores ha corrido por su cuenta y, en cualquier caso, no hacía falta poner ordenadores en el aula para ello: que haya o no portátiles en el aula no tiene impacto marginal directo alguno en la formación de los profesores.

Otro impacto atribuido al proyecto es la cobertura universal de Internet a los estudiantes. Sin embargo, los últimos datos del INE nos dicen que el 94,6% de niños de 10 a 15 años utilizaron el ordenador en los últimos 3 meses y el 87,3% utilizaron Internet. Si bien tres meses es un lapso de tiempo exagerado para calificar a alguien de usuario de Internet, la pregunta es cuál es el impacto marginal de poner un portátil en manos de todos los estudiantes. Es decir, ¿cuántos de ellos tienen ordenador ahora que antes no lo tenían?

El segundo concepto a tener en cuenta es el coste de oportunidad, entendido como lo que dejamos de ganar si en lugar de escoger la opción que hemos escogido hubiésemos optado por una alternativa.

Hay que preguntarse, pues, si para formar o actualizar a los profesores o para cerrar la brecha digital de ese 13% de niños sin Intenret, hacía falta un programa como el eduCAT 1×1, o era mejor optar por dos proyectos complementarios: uno de formación y uno para hacer llegar ordenadores e Internet a los excluidos digitales.

Cabría preguntarse también si no era más eficiente y más eficaz destinar más recursos a los repositorios Atria o Alexandria — previa evaluación de su nivel de uso e impacto, por supuesto, ya que la literatura académica sobre la (no) reutilización de recursos educativos abiertos y la (sub) utilización de repositorios institucionales es también abundante.

Es cierto que parar un proyecto a medias es doloroso y queda siempre la sensación que se ha tirado el dinero. Pero ya lo dijo San Agustín: humano es errar, pero perseverar en el error es ya diabólico.

Libros para enseñar, tecnología para aprender

Dicho esto, coincido con Juan Antonio Donaire que la opción no puede ser ir hacia atrás. Pero no quedarnos como estábamos. ¿Cuál es la opción pues?

Se echa en falta en el discurso de Rigau una propuesta de ¿y ahora qué? En algún momento de su entrevista habla de papel, bolígrafo y libros. Es probable que estos tres instrumentos, aunque posiblemente válidos en algunos contextos, escondan una falta de planificación para el futuro. O el presente.

Es seguramente factible encontrar un punto medio entre los recortes en los gastos — una razón poderosísima para parar el eduCAT 1×1 — y una propuesta de futuro que no renuncie a la tecnología educativa.

En mi opinión, lo que teníamos antes del eduCAT 1×1 eran libros para enseñar y el eduCAT 1×1 nos trajo ordenadores para ser enseñado: deberíamos evolucionar hacia una tecnología para aprender.

Para ello, el foco debe ponerse en el docente, para que gradualmente deje de serlo y enseñe a sus discentes a ser aprendices, a aprender, a aprender a aprender, a ser guiados y no dirigidos, a ser autónomos.

Irene Rigau demostró amplio conocimiento del sector y dio referencias sobradas para justificar su decisión de parar el eduCAT 1×1. Se echa en falta, sin embargo, una propuesta de futuro, tanto educativo como digital, en la conselleria de Rigau. De hecho, se echa en falta, en general, una propuesta de Sociedad de la Información en el gobierno de Artur Mas, obsesionado con las infraestructuras y en construir una Sociedad de las Telecomunicaciones dejando el conocimiento de lado.

Nota 19/02/2011: esta entrada tiene una cierta continuidad en EduCAT redux, una propuesta. O ¿sin ordenadores no hay paraíso?.

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