¿Debe la Generalitat de Catalunya fomentar el ir a votar?

La Junta Electoral Central ha ordenado retirar la campaña del 25-N que el govern de la Generalitat había elaborado en relación a las elecciones autonómicas de Catalunya.

Si bien los partidos que elevaron sus quejas a la Junta Electoral denunciaban que dicha campaña era parcial, por fomentar un voto soberanista a partir de dar una gran visibilidad a la manifestación independentista de la pasada Diada, la Junta Electoral ha fundamentado su decisión de anular la campaña por fomentar el voto en sí mismo, por fomentar el ir a votar. Este fomento del voto no estaría permitido según lo que apunta el artículo 50 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General.

La Generalitat ha anunciado que recurrirá la retirada de la campaña institucional del 25-N amparándose en el artículo 43 del Estatut de Catalunya que sí permite el fomento de la participación.

¿Quién tiene razón?

Vayamos por partes.

El artículo 50 de la LOREG dice que los poderes públicos […] pueden realizar durante el período electoral una campaña de carácter institucional destinada a informar a los ciudadanos sobre la fecha de la votación, el procedimiento para votar y los requisitos y trámite del voto por correo, sin influir, en ningún caso, en la orientación del voto de los electores.

En unas elecciones hay cuatro opciones posibles: votar una lista, votar en blanco, emitir un voto nulo, o no ir a votar. No ir a votar es, pues, una opción tan legítima como ir a votar. Y esto es así al margen de que uno pueda pensar que es mejor ir a votar. En este sentido, hay partidos hacen campaña — insisto, legítima — para que la gente no vaya a votar. Así, una comunicación institucional que esté apoyando de forma explícita o implícita el ir a votar está decantándose o haciendo propaganda a favor de tres opciones (votar una lista, votar en blanco, emitir un voto nulo) sobre una cuarta opción (no ir a votar), perdiendo con ello la imparcialidad.

Pero, ¿y lo que dice el Estatut?

El artículo 43 del Estatut de Catalunya dice que los poderes públicos deben procurar que las campañas institucionales que se organicen en ocasión de los procesos electorales tengan como finalidad la de promover la participación ciudadana.

¿Qué es participación? Participación es, por supuesto, organizar debates sobre los problemas de la ciudadanía y cómo las distintas formaciones políticas quieren afrontarlos, es tomar parte en eventos propagandísticos y mítines, es colgar carteles y es, por descontado, ir a votar. Pero, tal y como decíamos antes, hay más opciones. También es participar denunciar que el proceso electoral es deficiente, dar a conocer los sesgos y debilidades del actual marco democrático o preferir otras formas de participación no democrática no centradas en la representación. En consecuencia, también es participación fomentar el no ir a votar como forma de protestar contra el actual sistema electoral o contra cualquier tipo de elecciones porque se prefieren alternativas a la democracia representativa. Eso también es participación.

Por tanto, la campaña del govern de la Generalitat vulneraba el artículo 50 de la LOREG al mismo tiempo que no puede ampararse en el artículo 43 del Estatut de Catalunya: no son artículos contradictorios sino totalmente complementarios. Siempre y cuando, claro está, se considere participación la crítica contra los sistemas establecidos y el «no voto» de protesta. Al fin y al cabo, votar es un derecho, no una obligación.

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5 Comments a “¿Debe la Generalitat de Catalunya fomentar el ir a votar?” »

  1. Més enllà del contingut concret de l’anunci, em resulta més aviat sorprenent la justificació de la JEC, sense qüestionar que pugui ser ajustada a dret.

    Diria, tot i que potser vaig equivocat i la memòria em traeix, que en el passat hem vist força campanyes sobre foment del vot en tota mena d’eleccions. Fins i tot diria que amb missatges més contundents del tipus «El dia tal, vota!». I no recordo que mai cap campanya hagi estat retirada per aquesta raó.

    Algú m’ho pot confirmar o desconfirmar?

    • Sobre la justificació de la JEC, a mi també m’ha sorprès: crec que no ha tingut el valor suficient per acusar d’imparcialitat (en el contingut, no en les formes) al govern de la Generalitat i ha hagut de buscar el peu de la lletra a la llei.

      Sobre això darrer, estic d’acord amb tu: potser la memòria em traeix però jo també crec que d’altres vegades s’ha demanat que la gent votés en d’altres eleccions.

      Però això no invalida la decisió actual de la JEC, sinó, potser, la manca de zel en ocasions anteriors. Potser és hora que s’entengui la participació i la democràcia de forma prou àmplia i no només en el que interessa a les institucions o qui les regenta.

      I jo crec que val la pena anar a votar i jo crec que les institucions són prou bones. Però això no treu que opcions de tall més anarquista o extra-institucional no hagin de tenir també cabuda i, en conseqüència, respectar-les escrupulosament.

  2. Me parece que te estás haciendo un lío siguiendo legalismos que no tienen nigún sentido. No engañemos a nadie: el no ir a votar es no votar, y por lo tanto no participar de una decisión de todos. Los abstencionistas no deciden nada, dan su voto (aunque no quieran) a favor de lo que decidan la mayoría de sus conciudadanos. Su opinión será la que decidan los demás. El pretender que no ir a votar es una opción, es una estupidez. Si no vas a votar estás diciendo que te acoges a lo que decidan los demás. Y de hecho en el recuento de los votos y la designación de los parlamentarios los votos de la abstención no cuentan para nada. Y decir que no hay opciones es engañarse a uno mismo. Hay 62 candidaturas. Escudarse en que ninguna te representa es hacerse trampas al solitario

  3. Y finalmente, no ir a votar no es participar. Se participa en algo que se hace no en algo que se deja de hacer.
    La democracia es una cosa muy seria como para tomarsela a chanza. Durante muchos años no se pudo votar en este país y parece que hay mucha gente que le gustaría no volver a votar y que hubiera en este país un hombre que lo hace todo, como dice la canción.
    La democracia está para ejercerla y el no ejercerla tan solo les gusta a los contrarios a la democracia

    • No creo que me esté tomando a chanza la democracia y, por supuesto, no creo que no votar sea una estupidez — como tampoco creo que hacerlo lo sea, dicho sea de paso.

      Vaya por delante también que votar es un derecho, no una obligación: esta es la base de la democracia. Y, por descontado, esto no tiene nada que ver con desear un régimen no democrático.

      Hechas estas aclaraciones, es cierto que no votar hace que, en la mayoría de los casos, esta opción suponga una inhibición respecto a la decisión que se tomará en base a los votos emitidos. Y, además, supone aceptar «lo que decidan los demás» sin que se tenga en cuenta a quien se ha abstenido.

      ¿En qué sentido, pues, es participación la abstención? Lo apunto más arriba: hay quien puede querer otro marco democrático distinto al vigente. Insisto, otro marco democrático, no otro régimen distinto a la democracia. Hay muchos ejemplos pero el más concurrido los últimos meses es el de la democracia directa en contraposición a la representativa.

      Si ningún partido concurre a las urnas con ese programa, una forma de dar a conocer esa opción es deslegitimar las elecciones con la abstención. Está claro que unas elecciones no se deslegitiman con unas pocas abstenciones, pero sí tendrían resultados con poco fundamento si se abstuviese, por ejemplo, el 90% del censo electoral.

      Vale la pena incidir en que el hecho de que muchos gobernantes no vean un problema en los altísimos índices de abstención de los últimos años no es problema de la abstención, sino de los políticos.

      Al fin y al cabo, muchos de los problemas que tenemos a nivel europeo pueden ponerse en relación a la confianza que los ciudadanos tienen en esas instituciones, reflejadas constantemente en la baja participación en las elecciones europeas.

      El problema de la abstención, a diferencia de emitir un voto por una lista o incluso el voto en blanco, es que es difícil de interpretar, y por tanto difícil de separar quien prefiere ir a la playa de quien opta conscientemente por no votar por cuestiones ideológicas o políticas.

      Pero esto último no invalida la abstención como participación, sino que únicamente hace más complicado su análisis.

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