El ONTSI publicó el mes pasado La Sociedad en Red 2009. Informe Anual. Edición 2010, el informe que anualmente nos pone al día de la evolución, en España, de la Sociedad de la Información.
Algunas noticias son excelentes, entre ellas que prácticamente todos los ciudadanos y prácticamente todas las empresas que se conectan a Internet lo hacen a través de conexiones de banda ancha. Más allá de las críticas que se puedan hacer a la calidad de la banda ancha en España, conectarse a través de banda ancha no es solamente una cuestión de precios o de velocidad, sino de actitud: Internet es un servicio que tiene que estar siempre ahí, siempre disponible. Si bien podemos suspender en calidad, el esfuerzo hecho en concienciación y actitud ha tenido un resultado óptimo. Y la actitud se demuestra, cada vez más y en el punto en el que se encuentra España, como un factor clave en el desarrollo digital.
Otras buenas noticias son el creciente nivel de comercio electrónico, el alto nivel de e-participación (a pesar el poco uso del DNI electrónico) y la creciente importancia de la movilidad en las empresas.
Nos encontramos, sin embargo y una vez más, con la brecha digital estratégica entre grandes y pequeñas empresas. Sea por recursos, por falta de visión en la alta dirección o por una combinación e ambas, hay una gran diferencia en la adopción tanto de estrategias de B2B como de movilidad en el seno de las empresas. En general, las microempresas y las PYME menores suelen ir muy rezagadas en la adopción de las TIC. Sin lugar a dudas, la brecha digital en el seno del tejido empresarial debería ser una cuestión estratégico sobre el que apuntar futuras políticas de desarrollo de la Sociedad de la Información en España.
Otra cuestión preocupante, tampoco novedosa, son las reticencias a adoptar las TIC por parte de los ciudadanos. Todavía una gran proporción de la ciudadanía niega creer que comprar a través de Internet es seguro
y una minoría nada despreciable (20-25%) afirman que comienzo a usar NNTT cuando veo que varias personas lo hacen
, las nuevas tecnologías no son para mí
, no tengo claro lo que las nuevas tecnologías pueden hacer por mí
o bien no están de acuerdo con que las nuevas tecnologías me ayudan a desarrollarme como persona
. En resumen, dudas sobre los beneficios y miedo sobre la seguridad.
Hasta aquí, sin grandes novedades, aunque con buenas y malas confirmaciones.
Lo peor del informe es lo que se viene viendo en otros aspectos de la vida cotidiana, en especial en lo que respecta a la importancia que nuestra sociedad da a la cultura, a la formación, a la ciencia — que es, en general, poca o ninguna.
Junto con las dudas sobre beneficios y seguridad apuntadas más arriba, aunque la mayoría de los ciudadanos están de acuerdo que conocer las nuevas tecnologías será fundamental en la educación
y que conocer las nuevas tecnologías es importante en el mundo laboral
, no deja de haber una abundante minoría que definitivamente vive de espaldas a ese día a día, con sus miedos, sus recelos y, seamos francos, con sus ignorancias y sus enormes lagunas informativas.
A mi modo de ver, esta es una prueba más del despropósito en el que vivimos y ejemplificado por la descorazonadora realidad de la Generación Ni-Ni. Una cuarta parte de la población vive instalada en la desinformación (en el mejor de los casos) y en el nihilismo (en el peor de ellos). Y su proporción no parece cambiar a lo largo de los años, sino que se mantiene y socava el contrato social.
El desarrollo digital, como muchos otros frentes abiertos, no tiene como principal enemigo la tecnología, sino otros factores socioeconómicos más profundamente arraigados en el ideario colectivo. Y es ahí donde hay que incidir.
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