RENFE, responsabilidad social corporativa y solidaridad

La responsabilidad social corporativa tiene varias definiciones (la del Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa, la de la Wikipedia). Probablemente por mi formación como economista, siempre he entendido la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como la forma en que las empresas (a) compensan a la sociedad por las externalidades que no contempla su función de producción (p.ej. el coste social de la contaminación) y (b) devuelven el excedente del consumidor a éste (p.ej. las pérdidas sociales causadas por la existencia de monopolios). Dicho de otro modo, entiendo la responsabilidad social corporativa como la inclusión de una capa social a un enfoque meramente lucrativo de la actividad económica, detrayendo de los beneficios empresariales el coste social del funcionamiento de la empresa.

Recuerdo que fue en el e-STAS 2007 que supe que RENFE tenía una estrategia — y un presupuesto — sobre responsabilidad social corporativa. Se me escapan varias cosas aquí:

  • Si el objetivo de una empresa pública es dar un servicio público, cubrir una necesidad de la sociedad ¿tiene sentido añadir una capa «social» a una empresa… «social»?
  • Si los «accionistas» de una empresa pública son al mismo tiempo sus beneficiarios — la sociedad en su conjunto — ¿tiene sentido detraer beneficios a los «accionistas» para compensar a la misma sociedad?

Nunca he llegado a comprender la RSC en la provisión de servicios públicos (sea directamente por la Administración o mediante empresas de propiedad pública). Creo que es un añadido artificioso, de cara a la galería, y no exento de un tufo a propaganda que, además, desvía recursos de un fin acordado (la provisión del servicio público específico) a otro que no le pertenece (la provisión de otro «servicio» o, en el peor de los casos, campañas de comunicación).

Ejemplo 1 (imaginado): la FNAC, distribuidora de libros, cree que con tanto papel desforestamos el planeta. Decide, como estrategia de RSC, plantar árboles. Bien por ellos.

Ejemplo 2 (caso real): RENFE, cuyo objetivo es transportar personas y mercancías por ferrocarril (algo que, generalizando, solamente el Estado puede hacer por diversos motivos), se da cuenta que su actividad tiene un impacto medioambiental. Decide, como estrategia de RSC, crear el Premio Escolar RENFE AVE de investigación medioambiental y desarrollo sostenible.

Preguntas:

  • ¿Concienciar sobre la preservación del medio ambiente en las escuelas, es tarea de RENFE?
  • ¿El conocimiento y la investigación científica es tarea de RENFE?
  • ¿El respeto al medio ambiente, en términos generales, es RSC en RENFE o se le debería dar por supuesto?
  • En la web de RENFE también se habla de su compromiso con la discapacidad y la accesibilidad ¿no debería darse esto por supuesto en una empresa pública que pagamos todos, con o sin discapacidades?

En la web de responsabilidad social corporativa de RENFE hay casos para mí más sorprendentes que RENFE considera «añadidos» (RSC) a su misión: compromiso con la puntualidad (se le debería suponer), eficiencia energética (se le debería suponer), reducción de emisiones (se le debería suponer), reducción de ruidos (se le debería suponer), accesibilidad para discapacitados y enfermos (se le debería suponer), respeto a los derechos humanos (se le debería suponer), respeto a los derechos del trabajador (se le debería suponer), condena a la corrupción y el soborno (se le debería suponer), etc.

La última acción — y detonante de esta entrada — es el billete solidario con Haití. Vaya por delante que no critico que el Estado Español ayude a Haití.

La campaña de ayuda a Haití consiste, a grandes rasgos, en que (a) RENFE canaliza donaciones para Haití a través de sus terminales de venta y (b) RENFE hace una aportación de la misma cantidad a la recaudada.

No tengo claro que RENFE tenga que prestarse a ser canalizador de ayudas. Debo reconocer que, sin embargo, es una opción fácil y rápida (por la penetración de los terminales de venta de RENFE) para recaudar fondos y que, además, se entregan a la AECID, que es quien debe gestionar la ayuda.

Sin embargo, no comparto la iniciativa que RENFE duplique la ayuda con fondos «propios». Creo que RENFE no debe dedicarse a la solidaridad y a la cooperación internacional. Creo que, al hacerlo, desvía fondos que debían destinarse a infraestructuras y transporte ferroviario a otra partida presupuestaria. Creo que, si el gobierno quiere ser más generoso, debe incrementar en la Ley de Presupuestos, la partida a la AECID, en detrimento del Ministerio de Fomento (de donde depende RENFE) o de Defensa (mejor).

Resumiendo: creo que las políticas de RSC y solidaridad de las empresas públicas desvían fondos de una partida presupuestaria a otra, desatendiendo con ello la misión con que fueron creadas, además de ser innecesarias por definición debido a la naturaleza misma de dichas empresas.

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