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Clase media, desigualdades, recortes e impuestos para los ricos

Esta es una entrada en dos partes que analiza, a partir de los datos del IRPF2008 (los más recientes para el nivel de detalle requerido), cuestiones como la progresividad del impuesto de la renta, las desigualdades entre tramos, la (in)existencia de una clase media en España y la posibilidad de subir los impuestos a ricos y pobres. En esta primera parte, Clase media, desigualdades, recortes e impuestos para los ricos, el análisis se centra en la desigual redistribución de la renta y en la menguante clase media. En la segunda parte, ¿Pueden pagar más los ricos? ¿Pueden pagar más los pobres?, se analiza el impacto que cambios en los tipos de los tramos podrían tener en la economía y en los contribuyentes.
Vaya por delante mi agradecimiento a Álex Guerrero de La Moqueta Verde, donde después de mucho buscar, encontré la forma de acceder a los datos que buscaba. También a Alberto Lumbreras, de Maldekstra Kolono, que me ayudó a llegar hasta el primero.

La crisis arrecia, cambian los gobiernos, las alfombras se levantan y las tijeras se afilan a más no poder. Las dos frases más recurridas en los últimos meses son que (1) hay que reducir el déficit y (2) no hay otra forma que hacerlo que recortar en gastos. Sobre lo primero me pronuncié en Fijar el subir los impuestos (y no el déficit) por Constitución: en resumen, que el déficit puede ser bueno e incluso deseable en algunas circunstancias. Sin embargo, el punto más importante para mí — y así lo apunté en esa referencia — es esa indiscutible asunción que no es posible hacerlo sino recortando el gasto.

Esta última afirmación denota una falta de respeto total para las matemáticas: una resta (y un presupuesto es una resta entre ingresos y gastos) tiene siempre dos partes, el minuendo y el sustraendo. Y ambos se pueden alterar para mantener constante el resultado. Que uno no quiera alterar el minuendo (los impuestos) porque políticamente no se puede es otra cuestión. Una cuestión que abordaré aquí, con resultados que incluso me han sorprendido a mí mismo.

(Podríamos aquí hablar de la coda que suele acompañar el «no hay otra forma que recortar los gastos» y que no es otra que «para preservar el Estado del Bienestar». Teniendo en cuenta que los gastos administrativos/burocráticos son relativamente pequeños respecto a otras partidas — profesionales de la educación, la sanidad, la justicia, la defensa — y que los recortes están afectando, sobre todo, a los gastos sociales, la afirmación «no hay otra forma que recortar los gastos para preservar el Estado del Bienestar» me resulta sumamente ofensiva, por cínica y por el trato que se da a la inteligencia del ciudadano.)

La pregunta es, pues, ¿pueden subirse los impuestos? Y, en caso de subirse, y como se pide desde diferentes ámbitos de la sociedad ¿pueden subirse los impuestos a los ricos?

Distribución de la renta en España

Veamos qué dicen los datos del Ministerio de Economía y Hacienda. Tomaremos los últimos datos disponibles, del ejercicio de 2008, y escogeremos como referencia la Base Imponible General, es decir, aquella que recoge la mayoría de las rentas que puede percibir una persona: rendimientos del trabajo, rendimientos del capital inmobiliario, rendimientos del capital mobiliario, rendimientos de actividades económicas, imputaciones de renta y ganancias y pérdidas patrimoniales. Esta medida es muy grosera para cuantificar los ingresos de una persona, y su precisión disminuye a medida que las personas tienen mayor proporción de rentas no provenientes del trabajo (compensaciones en especie, ingeniería financiera, evasión fiscal, etc.). También quedan fuera personas sin la obligatoriedad de declarar, normalmente porque sus rentas son demasiado bajas. Sin embargo, el análisis, aún (insisto) con sus debilidades, es suficientemente válido para la reflexión que queremos hacer aquí.

La siguiente gráfica muestra la distribución de las declaraciones por tramos de base imponible general en el IRPF de 2008 en España. La línea sombreada azul muestra la proporción de declaraciones (de un total de 14.277.365) que corresponden a cada tramo de la base imponible. Vemos, por ejemplo, que un 5,86% de las declaraciones (836.333) se situaron en el segmento de los 12.000 a los 15.000 € de rendimientos brutos anuales, segmento cuyo valor medio fue de 12.119 €. Ese fue el segmento donde hubo mayor proporción de declaraciones.

Hay algunos números que vale la pena resaltar.

El primero es el valor de la renta media española, es decir: el total de rentas declaradas dividido por el total de declarantes. Esa renta media se situó en 2008 en 26.379 € (aproximadamente). Sin embargo, este dato es engañoso y suele ejemplificarse con el conocido «si yo tengo dos manzanas, y tú no tienes ninguna manzana, de media tenemos una manzana cada uno». En realidad, en España vemos que hay muchísima gente que está por debajo de la renta media y muy poca que está por encima. En concreto, el 80% de la población está por debajo de la renta media.

Mucho más realista que el dato anterior es la renta mediana, es decir, cuánto cobra la persona que tiene a la mitad de la población cobrando más que ella y la otra mitad menos. Esta renta mediana se situó en España en 2008 en 14.921 €, es decir, la mitad de los españoles declararon cobrar menos de 14.921 € brutos al año. Brutos. Antes de impuestos y antes de pagar la hipoteca. La mitad de la población. Al margen de los juicios de valor sobre de si la gente merece o no cobrar dichas cantidades, desde un punto estrictamente contable se me antoja un número que debe hacer difícil ir al supermercado a menudo o pagar el alquiler o hipoteca de un piso más bien modesto (nota: no son hogares, son personas; si uno suma pareja sin trabajar y dos hijos, o bien es cierto que hay mucho fraude fiscal o hay millones de personas haciendo encaje de bolillos a fin de mes).

La clase media

Ante este panorama — la mitad de españoles cobrando menos de 15.000 € y hasta cuatro de cada cinco cobrando como mucho 26.000 € — se pregunta uno a qué se refieren los políticos y los medios cuando hablan de la clase media.

Si uno lo toma en sentido aritmético, «la clase que está en medio», lo lógico sería pensar que es esa franja que va desde la renta mediana a la renta media, es decir, de los 15.000 a los 26.000 €. Sin embargo, uno tiende a pensar en clase media como una clase acomodada, con desahogo económico y, en cierta medida, con un determinado estatus social o profesional. Puede que una pareja sin hijos, con vivienda heredada/cedida y en la cota superior de esa franja (26.000) pueda concebirse como clase media (yo pensaría más en clase cuarto…), pero dos rentas de 15.000 con dos hijos e hipoteca no son, a efectos sociales, clase media. Siendo generosos, clase obrera acomodada.

Si nos guiamos por la definición anterior (desahogo, estatus, etc.) y se le intenta poner un número de forma totalmente discrecional, podríamos fijarlo en 80 o 100.000 € por hogar, donde habría una pareja que aportaría aproximadamente la mitad cada uno (sé que es arbitrario, pero…). El problema es que la persona que cobra 40.000 € al año se sitúa en el 10% de la población con más renta (los que cobran 50.000 están en el 8%). Ante estos datos, afirmar que la clase media es aquella compuesta por las personas que forman parte del 8 al 10% con mayores ingresos de la población es, a mi entender, un juego de palabras que roza la aberración semántica.

Dicho esto, y retomando la cuestión inicial, habría que aclarar a qué refieren los políticos y los medios cuando hablan de la clase media. Si se refieren a las personas que cobran 20.000 € (recordemos: brutos) anuales suena casi a chiste. Si se refieren al 8% con mayor renta de la población, suena casi a insulto. Sería deseable, pues, dejar de hacer referencia a esa tierra de nadie que es la clase media española: la clase media española es como las meigas gallegas, que seguro que existen, pero nadie sabe dónde están.

Desigualdades e impuestos para los ricos

Lo que acabamos de explicar se puede ver gráficamente en la siguiente gráfica, representando la Curva de Lorenz de la renta española para 2008. En una Curva de Lorenz se representan, en las ordenadas, el porcentaje de población acumulada, y en las abscisas, la renta que esa población acumulada tiene en total. En una sociedad 100% equitativa, la Curva de Lorenz es una recta de 45º (dibujada en la gráfica). Cuánto más se separa la curva (en puntos en la gráfica) de esa recta hipotética, más desigual es la distribución de la renta.

A pesar de lo que pueda parecer por la curva, la inequidad es relativamente baja en España. Según los datos sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, España suele situarse entre los 20-30 países más igualitarios del mundo. Pero eso nomsignifica que, en términos absolutos, no estemos ante claros desequilibrios en la renta.

Así, vale la pena apuntar que el 5% de población obtiene el 20% de las rentas, y si llegamos hasta 10% de población este grupo obtiene una tercera parte del total de las rentas. Valdría la pena añadir que renta no equivale a patrimonio ni, como hemos apuntado antes, a otras formas de bienestar económico no computables o no computadas como rentas.

Algunas comparaciones interesantes:

Algunas reflexiones sobre política

La primera pregunta que cabría hacerse es si, realmente, la única opción es hacer recortes. En mi opinión, hay mucho (pero mucho) terreno para las subidas de impuestos sin tocar ni las clases bajas ni esa invisible clase media.

La segunda cuestión es a quién representan los políticos. Si un 95% de la población cobra menos de 50.000 € y un 90% cobra menos de 40.000 €, a quién representan los partidos que, en su mayor parte, o bien se sitúan en la izquierda o, en el caso de los dos mayoritarios, se pelean constantemente por el centro.

Habida cuenta que prácticamente ningún partido defiende las subidas de impuestos — sino todo lo contrario, visto el histórico del último año — es de suponer que el centro, al menos en términos económicos, se sitúa por encima de la barrera de los 50.000 € y representa a menos del 5% de la población. No está nada mal como revisión del concepto de votante mediano.

En base a lo anterior, viendo que los partidos no representan ni gobiernan ni tan solo para el 80% de la población que tiene rentas por debajo de la media, habría que preguntarse quién dicta sus políticas económicas. ¿Es el 20% con rentas superiores a la media? ¿Es el 5% con rentas muy altas? ¿El 1% con rentas por encima de los 100.000 €? ¿De verdad los partidos son incapaces de proponer políticas que beneficien al 95% del electorado a costa del 5% restante?

La tercera cuestión, y que se me escapa totalmente, es cómo se forma la intención de voto en este país, así como cómo se forma la opinión de corte económico. Cuando el 61% de la población afirma que preferiría recortes a impuestos, frente a un 23% de opinión contraria, cabe preguntarse a qué se refieren exactamente o en qué tramo de renta creen ellos que se sitúan.

Pasar de una sanidad pública a una de mutua, y de una educación pública a una de concertada puede suponer una media de 2.000 € por cabeza y año (sanidad para un progenitor y un hijo, más educación para el segundo). ¿Cuántos del 50% de la población que cobra 15.000 € anuales brutos puede permitirse ese gasto? ¿De verdad prefieren los recortes y acabar pagando los servicios privados? ¿O son mejores los incrementos progresivos de impuestos (p.ej. para el 10% con más ingresos)?

Cuando describí el Perfil político en España tras el 22M recibí críticas por todos los flancos, especialmente desde la izquierda.

Ahora bien, después de lo expuesto, queda constatado que tanto partidos de (supuesta) izquierda como incluso los de centro-derecha hacen políticas para el 5% con mayores rentas, es decir, para (como mucho) el 5% de sus potenciales votantes. Y queda constatado también que la inmensa mayoría de votantes escoge partidos que van a implantar políticas que son objetivamente adversas a sus propios intereses.

Me reafirmo, pues, en mi opinión que los partidos de izquierda van perdidos y muchos de los votantes (estos de izquierda y derecha) también. O eso, o a mí se me escapa alguna cuestión de suma importancia y que no he sabido ver. Agradeceré humildemente aclaraciones al respecto.

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