En una charla reciente que di sobre acción social en la red explicaba lo interesante de la iniciativa #nolesvotes, no tanto por sus fines o sus éxitos o fracasos, sino por la forma (en gran medida) emergente como había tenido lugar, la descentralización de la organización en células independientes, etc.
No obstante, es imposible, al final del camino, abstraerse de los resultados. Los que vivimos pegados a un ordenador siempre tenemos ciertas dificultades para quitarnos de encima ese sesgo que nos hace creer que todo el mundo está tan conectado como nosotros y, todavía más importante, está interesado en nuestros mismos temas, que a menudo versan más sobre el cómo que no sobre el qué.
En este sentido, hace cosa de un mes Carlos Guadián denunciaba los números inflados de #nolesvotes, concluyendo que la comunidad que gira en torno al #nolesvotes no es ni mucho menos tan importante como algunos se creen, ni como otros quieren hacer creer. Porque no olvidemos que la Sociedad Red, si es que existe, no más que una pequeña parte de la sociedad que nos rodea
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Sin ánimo de entrar a juzgar si #nolesvotes tiene impacto o no, la cuestión es, todavía, que para tenerlo hay que llegar a los medios de comunicación (de masas) tradicionales, tal y como intenté exponer en Revoluciones Twitter y Banda Ancha en Egipto y Túnez sobre el papel (indirecto) de las redes sociales que alimentaron el verdadero amplificador del conflicto en el norte de África: Al-Jazeera.
Leo hoy en El Mundo que #nolesvotes pasa de protestar por la ‘Ley Sinde’ a denunciar la corrupción política. La noticia me parece más que relevante, ya que demuestra que #nolesvotes sigue activa y generando músculo, separándose cada vez más de lo acotadísimo de la Ley Sinde hacia derroteros políticos más amplios.
Sin embargo, la noticia más interesante no es lo que cuenta, sino lo que no se cuenta de forma explícita. La pieza está categorizada en El Mundo dentro de la sección de Tecnología y bajo la etiqueta de Ciberactivismo.
Esto es descorazonador. Si una cuarta parte de esas mismas personas de #nolesvotes se hubiesen manifestado en la Puerta del Sol en Madrid este domingo, la noticia aparecería en la sección de Política o España, según el periódico, y en función de su capacidad de convocatoria, probablemente abriría la sección o incluso daría un pequeño titular en portada. Al fin y al cabo, no hablamos de ciberactivismo, sino de denuncia (hartazgo total y absoluto) de la (ingente) corrupción política a las puertas de unas elecciones municipales y (en muchos casos) autonómicas.
Pero no. Los medios perpetúan esa inexistente y artificial diferencia entre lo virtual y lo «real», lo que sucede en Internet y lo que sucede en el mundo «de verdad». Y, con ello, condenan a la marginalidad a iniciativas ciudadanas que, con limitadísimos recursos de todo tipo, intentan dar a conocer sus críticas y sus propuestas a sus conciudadanos. Así no hay forma.