Esforzándose en la sombra: el amanecer de la Política 2.0 en España

Hace año y medio, la profesora de la Universidad de Leiden Marga Groothuis me escribió para proponerme participar en un libro sobre innovación en la esfera de los gobiernos. Le interesaba, especialmente, mi punto de visto sobre «lo 2.0» en el ámbito de la política y la gobernanza en España.

El libro, provisionalmente titulado Innovating Government. Normative, policy and technological dimensions of modern government, tiene previsto ver la luz a finales de este año.

Mi capítulo, titulado con un inequívoco Striving behind the shadow — The dawn of Spanish politics 2.0 (traducción aproximada: Esforzándose en la sombra: el amanecer de la Política 2.0 en España), hace un repaso de la literatura existente sobre el tema para acabar concluyendo que «sí, pero no». Sí, se ha intentado; pero no, ni es 2.0 ni, en muchos casos, es ni tan solo política.

Cuando un libro tarda año y medio en publicarse (para ser honestos, un año desde que entregué mi manuscrito) uno siempre tiene la sensación de si lo que saldrá en papel seguirá teniendo validez alguna.

Me entero por Roger Senserrich, Carlos Guadián y Xavier Peytibí que un grupo de autores coordinado por Edgar Rovira ha publicado Los límites del 2.0 (PDF file, 295 KB), un manifiesto sobre el actual estado de lo que llamamos Política 2.0 y cuyo sentir es poco menos que pesimista:

Se puede comprobar fácilmente cómo parte del debate y la estrategia política en la red está aportando confrontación, con las organizaciones políticas intentando imponer su estructura vertical y su mensaje centralizado en las redes sociales, haciendo que parte de la conversación política en la red sea un mero cruce de eslogans. Entonces resulta que ese gran debate colectivo de ideas no se produce con la horizontalidad que se había anunciado: la red no es una gran ágora, sino un conjunto de habitaciones ideológicas con estrechos pasillos poco poblados donde interaccionar.

Aunque a posteriori, me gustaría añadirme a dicho manifiesto, al desencanto con que uno contempla lo que podría ser y no está siendo en materia de participación ciudadana, política, gobierno y Sociedad de la Información.

A continuación enlazo una versión prácticamente definitiva del capítulo sobre Política 2.0 en España que, dando más rodeos, acaba en el mismo punto que el manifiesto:

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12 Comments a “Esforzándose en la sombra: el amanecer de la Política 2.0 en España” »

  1. Estoy de acuerdo a tu punto de vista. Los partidos políticos, en España, parecen tener una capacidad y predisposición unineuronal en el momento de dar mensajes a la red. Todo es un sinfín de cruce de lemas, a ver quién da más. En Catalunya sucede lo mismo, y es que todavía hay poca cultura del uso de twitter, ergo ignorancia en su verdadera potencialidad. Cada vez que veo estos grandes pensadores de Marketing 2.0 norteamericanos y grandes líderes de campañas en twitter con cientos de miles de seguidores sin apenas salir en los periódicos, ya sea de marketing político o marketing profesional, me pregunto si algún día en el sur de Europa también conseguiremos esta visión innovadora y de emprenedoría y nos buscaremos un lugar mejor al actual en materia de comunicación ‘twittera’. Quién sabe. En cualquier caso, los Community Managers de las campañas electorales deben intentar poner el listón lo más alto que se pueda. Salutacions!

  2. Aunque estoy de acuerdo en las cuestiones formales que apuntas (p.ej. el caso de Twitter), creo que el problema es mucho más de fondo, de estructura, que no de qué herramientas utilizamos y cómo :)

  3. Grácias compañero por difundir el dossier y el manifiesto. Me leeré tu capítulo de la tesis.. aunque te comento, los artículos y el manifiesto parece pesimista, pero más bien diría que es posibilista. Supera el «humo» para mostrar la realidad o lo que creemos que tiene repercusiones reales.

  4. Jose, es capítulo de libro, pero no de mi tesis ;)
    La tesis, enterita, aquí, sobre brecha digital, indicadores de Sociedad de la Información y el impacto del Gobierno en las políticas para su promoción.

    No sé si la Política 2.0, tal y como la entendemos, entra dentro de lo posible. Lo que sí veo, cuanto más leo, es que lo posible y lo deseable están, de momento, lejos de lo que está sucediendo :(

  5. Hay algunas experiencias de diálogo cruzado… por ejemplo los cruces de post sobre la Reforma Laboral de gente como Egocrata o yo mismo con visiones confrontadas, o este documento es una muestra de que gente de diversas tendencias pueden elaborar debates transversales.

    Ahora bien, yo lo que veo es que al final son bloques autistas entre si o que sus interacciones son «a piñacos» y menos «diálogo sostenido y abierto». Aún así, tiene sus virtudes que no tiene el «off-line» y al menos ayuda a que «en alguna» ocasión ocurra el pequeño milagro del debate franco.

  6. Jose, resumiendo (y simplificando)

    – Tú y @egocrata, con vuestras diferencias, estáis ideológicamente muy cerca. Llámale bloques autistas, llámales cámaras de resonancia, pero está lejos de ser un debate abierto como tú bien dices.

    – Ni tú, ni @egocrata, ni yo, ni… tenemos poder de decisión alguno en el terreno de lo político (tú eres el que más te acercas y siempre afirmas tener poca o ninguna influencia :) No digo que debamos tenerlo, sino que quienes lo tienen son los que deberían estar en el debate. Zapatero no sabía lo que costaba un café, Albiol no sabe lo que significa la inmigración, Trías no viaja en Rodalies o Metro en hora punta, etc, etc, etc.

    La fractura entre gobernantes y gobernados es abismal y creciente, porque los intereses no son coincidentes (generalizo, claro, pero la hemeroteca tiende a confirmar esta visión). Y aunque las TIC podrían actuar de puente, lo más habitual es que los partidos o tomen o vuelen el puente, no que lo crucen.

  7. También hay diputados que en esto de las redes participan, aunque claro… no son los que definen las grandes políticas algo influyen. Donaire, Montse Capdevila, Joana Ortega, etc.. son algunos ejemplos de personas con las que puedes debatir directamente.

    Sobre Egocrata y yo.. hay temas irreconciliables, p.ej. Reforma Laboral donde podríamos estar en las antípodas. No se trata de ser «próximo» o no, Manolo Millón no coincido ni de lejos (es minarquista) pero con el que mantengo debates cruzados de tanto en tanto.

    Además, como mínimo, «algunas putas bases» de activistas políticos debaten con otros de otras ideologías, cosa que no se produce en la política off-line de militancia de agrupación.

  8. Ahora, con el capítulo leído.

    Básicamente de acuerdo. Pero:

    1.- Lo que llamas Política 2.0 en realidad es partitocracia en la web. Hay buenos desarrollos e importantes esfuerzos «Políticos» que tienen poco que ver con los partidos y que usan en mayor o menor medida las herramientas 2.0 dentro de un espíritu 2.0 mucho mejor soñado que dentro de aquéllos. Ejemplo: Periodismo Humano, Periodismo Ciudadano, acciones concretas y campañas de ONGs, etc.

    2.- El tratamiento es incompleto, ya que falta, en mi opinión, algún análisis de la formación -o amago de formación- de nuevos partidos políticos surgido o «flotando» en las aguas de la red.

    3.- No entiendo que digas que las instituciones son bien vistas en España e incluyas en las mismas a los partidos políticos, cuando precisamente en el tiempo que has analizado se han convertido -los políticos- en uno de los problemas más preocupantes para los españoles.

    4.- Hay un motivo más, en mi opinión, para la baja participación: la corrupción inherente a la partitocracia, enervada e hilvanada con la urbanística, unidas seguramente en la corrupción de la captación de fondos (la famosa financiación). En efecto, por un lado, en esta misma etapa de nuestra Historia la corrupción ha dejado de ser motivo de cambio de gobierno y de sentido del voto. ¿Qué puede hacer ante eso incluso el ciudadano más participativo imaginable? Por otro lado, la corrupción se ha convertido en el centro de todos los mensajes de contenido político en el país, descartánose el debate en torno al resto de problemas, salvo quizás a nivel municipal. Se tiene la sensación de que sólo incidiendo de algún modo en la corrupción de alguien se puede intentar influir en él. Pero destapar un caso de corrupción no es algo fácil ni está al alcance de meros ciudadanos, en parte por la magnitud de las cifras, en parte porque la corrupción política es el combustible de los grandes medios en España, y no dejarían escapar esa fuente de inlfuencia.

    Saludos de un escéptico del 2.0 en general.

  9. Hola M@k (¿desde cuándo has perdido la @ en el nombre?)

    Estoy de acuerdo que el análisis se centra alrededor de lo que entendemos como política institucional (aunque hay algunos ejemplos de actividad política no «ortodoxa», no «mainstream»). Si bien es cierto que podríamos ampliar al periodismo, la acción social, etc. en mi opinión eso forma parte del ejercicio de la ciudadanía más que de acción política en sentido estricto (aunque todo sea política, claro).

    Sí, faltan nuevas formaciones, como el Partido Pirata. El capítulo tiene un año, e Internet un alto grado de obsolescencia. No obstante, siendo amagos de formación, estaremos de acuerdo que, a nivel macro, no ha(n) cambiado casi nada.

    Sobre las instituciones, ahí hay dos acepciones de la palabra «confianza». Una es «estar bien visto», y ahí es cierto que los partidos gozan de confianza nula. La otra es en el sentido de «responsabilidad»: en España, creemos que la responsabilidad de muchas cosas es de las instituciones, «confiamos» que el paro es un problema del gobierno y no del sector privado y su capacidad para innovar o invertir en I+D (tan solo estoy simplificando para ejemplificar). Es en este último sentido que habla Jensen (2009), especialmente en contraposición a cómo se ven las instituciones en los EEUU.

    En mi opinión, es un análisis que se ajusta a la realidad: desearíamos ajusticiar a la clase política por incompetente, y sin embargo nos quejamos de que no solucionan nada (ergo «confiamos» que es su deber).

    Por otra parte, uno puede creer que la Sanidad española es buena y creer lo contrario de la ministra que tiene esa cartera, o que la Educación pública catalana es excelente, y creer lo contrario del conseller que tiene esa cartera (por poner dos ejemplos de actualidad). Aquí, institución y político son entes distintos y que van por separado.

    Sin comentarios sobre la corrupción :(

    Muchas gracias por leerte el capítulo y por comentarlo aquí :)))

    i.

  10. Entiendo tu posicionamiento. Pero, ¿no crees que tal vez obviando la política partidista y destacando todo lo demás que es política pero no partidismo se podrían rescatar y amplificar los valores que citas como herederos de la definición de O’Reilly de la web 2.0? Se podría incluso soñar un poco más: que personas que beban de esta última fuente invadan los partidos y sean nuava savia para una política nueva…

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