El Foro Económico Mundial acaba de publicar la edición de 2010 del Global Information Technology Report 2009-2010, uno de los informes más importantes en el mundo sobre estado de la Sociedad de la Información, junto con los del Banco Mundial, diversas agencias de las Naciones Unidas y The Economist.
En lo que a mí respecta, el Global Information Technology Report tiene como positivo el amplio espectro de indicadores que recoge, desde las infraestructuras más básicas hasta los distintos tipos de uso, pasando por el marco regulatorio, la oferta de servicios digitales o una aproximación a la competencia digital. Como puntos más débiles, que muchos indicadores no vienen de datos primarios (es decir, datos objetivos como el número de líneas telefónicas instaladas, por ejemplo) sino de datos fruto de encuestas donde una selección de expertos da su opinión, siempre fundamentada, pero siempre sujeta a matices personales.
El informe está totalmente en línea e incluso se permite jugar con los datos.
Los titulares de los periódicos se llenarán estos días — o no — con un único dato: que España ocupa el puesto 34 de 133 países, y que desde 2002, donde ocupaba el puesto 25, ha ido perdiendo puestos hasta la situación actual, a la que llegamos ya el año pasado. En mi opinión, es absolutamente irrelevante qué puesto ocupamos (dentro de un margen, claro), ya que hay tantas variables, y dependemos tanto de lo que hagan el resto de países que, francamente, nos aporta poco.
Creo que las preguntas relevantes son:
- ¿Dónde hemos mejorado?
- ¿Dónde hemos empeorado?
- ¿Dónde puntuamos mejor que el resto?
- ¿Dónde puntuamos peor que el resto?
Aunque resulta sorprendente el salto espectacular que da el indicador — lo que hace sospechar que aquí ha habido o bien cambios de criterio o bien errores de cálculo — hemos mejorado en la preparación para la sociedad de la información de gobiernos y ciudadanos. A pesar de las cautelas mencionadas, creo que el indicador refleja un esfuerzo importante de la Administración Pública en ponerse al día en materia digital: como ya comentamos, la UNPAN reconoce en España un referente en materia de gobierno electrónico. Y como hemos comentado ya en otro lugar también, en España la brecha digital no es de infraestructuras, sino que tiene otros componentes. Así pues, no es de extrañar que los ciudadanos, en tal que individuos, también puntúen bien en materia de preparación para lo digital en términos generales.
¿Qué ha empeorado? El uso. Estamos preparados, pero no utilizamos la tecnología. Hemos invertido en teatros y museos y nos quedamos en casa viendo la tele. El uso de los ciudadanos se mantiene, pero el de los gobiernos y empresas empeora. Es como si durante la implantación de sus políticas de sociedad de la información hubiesen hecho el esfuerzo de usar las tecnologías y, ahora que ya está hecho, se olvidan de ello. A esto habría que añadir que las empresas, en general, ni siquiera están bien preparadas digitalmente, como muestran los informes de Red.es sobre las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la empresa española, especialmente las PYMES y las microempresas.
Veamos los puntos fuertes y débiles:
Fortalezas | Puesto | Debilidades | Puesto |
Índice del nivel de competencia |
1
|
Tiempo requerido para montar un negocio |
112
|
Índice de e-Participación |
3
|
Coste del alquiler de línea telefónica (hogar) |
112
|
Índice de servicios públicos online |
5
|
Carga fiscal |
106
|
Calidad de las escuelas de negocios |
6
|
Carga de la regulación gubernamental |
105
|
Exportación de las industrias creativas |
11
|
Tarifas de telefonía móvil |
104
|
Ordenadores |
13
|
Éxito del gobierno en la promoción de las TIC |
102
|
Matriculación en educación terciaria |
18
|
Calidad en la educación de Matemáticas y Ciencia |
99
|
Número de líneas telefónicas |
20
|
Número de pasos para empezar un negocio |
93
|
Intensidad de la competencia doméstica |
22
|
Priorización de las TIC por parte del gobierno |
88
|
Ancho de banda |
22
|
Extensión y efecto de los impuestos |
87
|
¿Cómo leemos esta tabla? A grandes rasgos, hay tres cosas que van bien o muy bien en España:
- El mercado (el sector privado) está sano, hay competencia y cada vez tenemos empresas en sectores (creatividad) intensivos en conocimiento;
- tenemos la infraestructura necesaria para que pueda haber actividad en la red;
- y nuestros profesionales de alto nivel están bien formados y participan activamente en la vida online.
Es decir, las condiciones de mercado, de oferta de trabajo cualificado y de infraestructuras son buenas.
¿Qué va mal? Siempre según el informe:
- Las cargas fiscales y burocráticas son una barrera para el emprendedor;
- las infraestructuras son caras;
- el nivel de educación básica en matemáticas y ciencia es deficiente (distinto del caso anterior, que eran profesionales de alto nivel bien preparados);
- el gobierno no consigue de ninguna forma dinamizar la sociedad de la información.
Es decir, a pesar de que las condiciones en general son buenas, a la hora de llevar a cabo los proyectos el contexto no ayuda: impuestos y burocracia y un nivel educativo general bajo suponen barreras al desarrollo digital que el gobierno y sus políticas no parecen saber atajar.
No hay que olvidar que el Foro Económico Mundial se caracteriza por un fuerte sesgo hacia la derecha, con lo que no es de extrañar la crítica a impuestos, regulación, burocracia y demás. Sin embargo, el diagnóstico es coherente con otros datos y opiniones que ya han sido vertidos aquí y en otros lugares: seguimos invirtiendo en infraestructuras cuando el problema está en las barreras a la demanda.
En mi opinión, medidas a tomar:
- Estimular la demanda, atacando las barreras que la contienen: capacitación digital y usos prácticos;
- liberalizar (de verdad) el mercado de las telecomunicaciones: una mayor demanda debería hacer posible una mayor oferta y a precios menores;
- abandonar políticas de infraestructuras destinadas a la adopción individual (p.ej. ordenador en el aula, subvención de ordenadores a las empresas);
- abanderar políticas decididas de promoción del gobierno electrónico y del comercio electrónico, especialmente el business-to-business o B2B: compra a proveedores y contratación electrónica, pagos electrónicos, etc.
No quería terminar sin un matiz: aunque las infraestructuras no sean, en general, un problema, sigue habiendo gente sin acceso a ellas. Que no se prioricen políticas de infraestructuras basadas en la propiedad (a) no quiere decir que se tengan que abandonar y (b) no quiere decir que no haya alternativas, como el acceso a infraestructuras públicas.
Entre las políticas más enfocadas a la e-inclusión (inclusión a secas, al fin y al cabo), y en contraposición a otras políticas más «de futuro», creo que los telecentros y el acceso a Internet en las bibliotecas públicas deberían figurar en el top-1 de las políticas sociales. Y un buen ejemplo son los Centros de Conocimiento del Plan Avanza2.
Aquí algunos estudios que apoyan la inversión en puntos de acceso público a Internet:
- Gómez, R., Ambikar, R. & Coward, C. (2009). “Libraries, telecentres and cybercafes. An international study of public access information venues”. En
Performance Measurement and Metrics, 10 (1), 33-48. Bradford: Emerald. - Becker, S., Crandall, M. D., Fisher, K. E., Kinney, B., Landry, C. & Rocha, A. (2010). Opportunity for All: How the American Public Benefits from Internet Access at U.S. Libraries. Washington, D.C.: Institute of Museum and Library Services.
- Más bibliografía sobre el impacto de los telecentros en la brecha digital.