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Contenido y continente, creación y distribución: comentario a Juan Carlos Rodríguez Ibarra

Interesantes — porque le obligan a uno a reflexionar — los monólogos que se están lanzando a la cara el expresidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y el escritor Antonio Muñoz Molina, aunque lamento profundamente que estén entrando en lo personal — «él fue primero»… ¿qué más da?:

Creo que aquí se tercia — antes de que la confusión entre fregonas y maletas, naranjas y melones, y tiramisues de limón sea total — unas aclaraciones sobre la diferencia entre contenido y continente, creador y distribuidor.

Cuando la cultura se transmitía de forma oral, las historias había que «consumirlas» con sabio anciano o juglar incluidos. El contenido — las historias — y el continente — el anciano de la tribu o el juglar — eran indisociables. La escritura cambió a la persona por un montón de papel, pero no alteró el fondo de la cuestión: la dependencia entre contenido y continente. Y lo mismo con los discos de vinilo y otros tipos de registro fonográfico.

Sí supuso, en cambio, el paso de una tradición oral a una cultura que podía ser fijada en un soporte (papel, vinilo o una muñeca que habla) es que el autor y el distribuidor podían dejar de ser el mismo: la historia podia contarla el anciano de la tribu o imprimirla en pasquines y empapelar el palacio de invierno — asumamos, por un momento y en beneficio de la simplicidad, que el anciano de la tribu y el juglar inventaban sus propias historias y canciones. El contenido se desvincula de su autor, pero sigue dependiendo de un soporte y, por tanto, de un distribuidor del mismo.

La revolución digital, por fin, rompe el último enlace: contenido y continente pueden separarse y el primero puede ya vivir con independencia del segundo, de forma que tanto el continente como el distribuidor pasan a ser irrelevantes.

Algunas consideraciones a vuelapluma:

Resumiendo:

  Autor Distribuidor
Contenido Se incrementa la identificación del creador con la creación.
Recuperación de compensación por ello, antes en manos de los distribuidores.
Cambio hacia tareas de mayor valor añadido:
Transición hacia la edición y menor peso de la distribución.
Continente Incremento de libertad por desligar creación de distribución.
Posibilidad de autoedición.
Tendencia a desaparecer.

Por supuesto, esto no soluciona los muchos problemas que tenemos enfrente. Simple y llanamente, lo que aquí se pretende es aclarar conceptos, quedando por resolver qué pasa con algunos conflictos abiertos como la copia privada, el acceso y reproducción de originales, o la comunicación pública (o no) de una obra. Pero, al menos, contribuye a centrar el debate.

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