Más de seis años después de iniciar ICTlogy, mi blog de investigación sobre Sociedad de la Información, Brecha Digital y TIC y desarrollo, me decido a abrir un nuevo blog sobre… más o menos el mismo tema, pero distinto tono.
Si aquel es un blog académico, profesional, científico, este quiere se un blog personal, de opinión, aunque no por ello sin fundamentar en sus opiniones.
¿Por qué otro blog?
- Porque la Revolución Digital ya ha llegado y está aquí para quedarse. Si la Revolución Industrial cambió el mapa del s.XVIII y dio lugar a los mayores avances, progresos, desigualdades e inquinas de los últimos 250 años, hay razones para pensar que la Revolución Digital — 3ª fase de la Revolución Industrial o 3ª gran revolución de la Humanidad junto a la del Neolítico y la Industrial — está cambiando y cambiará el mapa del s.XXI.
- Porque uno de los mayores cambios se dará en las instituciones. Nuestras instituciones — gobiernos y partidos, escuelas y universidades, empresas, etc. — se formaron para gestionar la escasez y minimizar costes. En una economía digital, escasez y costes tienden a cero en aquellos ámbitos donde la información y el conocimiento son factores de producción, capital y producto. Si la sociedad se estructura alrededor de las instituciones y estas cambian, la sociedad cambiará. Debemos repensar los derechos y deberes de la nueva ciudadanía, las nuevas formas de interactuar de individuos e instituciones, nuevas formas de producir y consumir, y ante todo, las nuevas competencias para desenvolverse en esta nueva sociedad.
- Porque echo en falta un debate de mayor calado sobre el impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la sociedad. No creo que existan ni «los internautas», ni «los usuarios de Internet», ni «la blogosfera», ni «la red»; al menos no como un grupo social y mucho menos como una opción de vida o de identidad. Sí existen ciudadanos que viven ya en una incipiente Sociedad de la Información y una Sociedad Red, y en la que participan en mayor o menor medida como participan de la Sociedad Industrial: utilizando o no teniendo acceso a sus herramientas y recursos, y dominando o siendo dominados por las respectivas estructuras de poder. La identidad, el progreso humano, los derechos fundamentales y los no tan fundamentales, etc. son armas de doble filo que deben cogerse por la empuñadura, no por la hoja.
- Porque es mi obligación — además de un placer — revertir en la sociedad la inversión que esta ha hecho en mí. Mi trabajo, como académico, es crear, transmitir y difundir conocimiento. Si mi blog profesional — y, por extensión, todo mi portal personal de investigación — ha recogido hasta ahora más mi vertiente de investigación y formación, este pretende ser un altavoz para la difusión y la reflexión. Y, dirigido sobre todo, a quien de forma directa o indirecta paga en estos momentos mi sueldo, y muy especialmente a aquellos que cobran y se deben a estos mismos paganos.
Tal día como hoy, y tras acordarse en la sesión del 13 de diciembre de 1811, las Cortes de Cádiz aprobaban el Decreto CXXVIII de 14 de enero de 1812 por el que se abolía la pena de horca. En el redactado de dicho Decreto se puede leer que uno de sus motivos es «que el suplicio de los delincuentes no ofrezca un espectáculo demasiado repugnante a la humanidad», lo que en aquellos tiempos significaba que el garrote vil tomaba el relevo a la horca (algo es algo, supongo).
Con el mismo espíritu de aquella primera Constitución Española, intentaré que este sea un espacio de debate, de participación democrática, de reflexión y crítica… y con algún que otro ajusticiamiento, claro, pero siempre sin repugnar a la humanidad.